tag:blogger.com,1999:blog-90960277141454582632024-03-05T01:10:22.151-08:00PALABRAS ENREVESADASRelatos de Ana GarcíaAna Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05722935307585110553noreply@blogger.comBlogger35125tag:blogger.com,1999:blog-9096027714145458263.post-38026119495121002772015-02-20T08:55:00.000-08:002015-02-20T08:55:56.022-08:00LOCO POR LOS HUESOS<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEisuWtg17EjTLcfAEll751JqvH5srA2HQZzwSRG2H63Gp0ibWkvSquqHw8LEqDwSLocupIrSj78nsL7mX_zlEjZFqV5qbYn4qXkqqobSjHPJP9sgbOqPg8i7h5aU-LC7yXOE9RxoQotu44/s1600/huesos.gif" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEisuWtg17EjTLcfAEll751JqvH5srA2HQZzwSRG2H63Gp0ibWkvSquqHw8LEqDwSLocupIrSj78nsL7mX_zlEjZFqV5qbYn4qXkqqobSjHPJP9sgbOqPg8i7h5aU-LC7yXOE9RxoQotu44/s1600/huesos.gif" height="155" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
Cuando Emma fue
seleccionada para realizar la entrevista al señor Cuevas no se sintió muy
entusiasmada. El señor Cuevas no era uno de esos famosos a los que abordaríais
en la calle para fotografiaros con él. La fama del señor Cuevas era diferente.
Me gustaría deciros que fue su gran carrera como osteólogo lo que llevó a la
revista de Emma a interesarse por su persona, pero no sucedió así. Alguien que
conozca un poco el contenido de las publicaciones de “Dime” sabría que el
objeto del reportaje no era mostrar el extraordinario trabajo que Cuevas había
desarrollado durante su carrera. El tipo de lector de “Dime” nunca leería una
reseña llena de referencias a artículos científicos sobre la anatomía del
sistema óseo. Sus compradores esperaban noticias de carácter sensacionalista,
algo para poder contar luego a sus amigos. Y aquí es cuando nos
preguntamos... ¿qué sensación puede producir un osteólogo retirado de ochenta
años? Pues, según sus vecinos, mucha. Su obsesión por los huesos había traspasado
cualquier límite de cordura.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
Cuando Emma tuvo
el privilegio de entrar en la vivienda del señor Cuevas, un escalofrío recorrió
su espalda. Supongo que cualquiera se habría estremecido al pisar aquella casa
porque, más que una casa, parecía un cementerio óseo. De las paredes
colgaban todo tipo de huesos: largos, cortos, planos… Los adornos de las
estanterías se asemejaban a esqueletos de pequeños roedores, todos ellos bien
ensamblados, y todo el mobiliario contenía algún detalle osudo. Baste decir que
las patas de la silla donde la propia Emma se sentó para realizar la entrevista
tenían forma de fémur.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
El señor Cuevas
se mostró tranquilo durante todo el encuentro, algo que no le sucedió a Emma.
No vamos a culparla por ello… ¿quién no se sentiría incómodo ante tal tétrico
escenario? Las primeras preguntas fueron dedicadas a su infancia “¿Cómo se
desarrolló esa afición por los huesos?” Respuesta conocida por todos los
habitantes del pueblo. La culpa, una alita de pollo, mejor dicho, el hueso de una
alita. El descubrirla provocó un ataque de risa al pequeño Cuevas. Su
madre siempre aseguró que ese fue el origen de todo.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
La segunda ronda
de preguntas se centró en sus años universitarios y en su carrera profesional.
Preguntas obligadas que Emma tenía preparadas pero que sabía de antemano que no
le servirían para su artículo.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
Llegó la tercera
batería de preguntas. Era aquí donde Emma tenía esperanza de encontrar algo
jugoso para publicar. ¿Cuáles eran las rutinas actuales del señor Cuevas? Los
vecinos aseguraban que salía muy temprano todas las mañanas y volvía hacia
mediodía cargado con un saco. Nadie había visto su contenido pero todos lo
imaginaban. Huesos. Emma intentó confirmarlo y, lo más importante, averiguar su
origen. Como podréis imaginar, las leyendas urbanas eran variadas. La más
sonada, la de las alcantarillas, donde se suponía que Cuevas bajaba en busca de
roedores para robar sus huesos. Esto justificaría la peculiar decoración de sus
estanterías. Pero toda pregunta comprometida obtenía la misma contestación:
“secreto de coleccionista”.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
La última
apuesta de Emma fue la del amor. ¿Habría dejado tanto hueso enamorarse al señor
Cuevas? La respuesta era un sí. Había existido una señora Cuevas,
pero nada que destacar sobre ello. A esas alturas, Emma ya
había perdido toda la esperanza de encontrar su noticia pero el señor
Cuevas concluyó su última frase con un suspiro. “Aysss... si es que
aún estoy loco por sus huesos”. Ante tal afirmación, Emma dio un respingo
de la silla exclamando “¡¿Cómo dice?!”</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
Cuando Emma vio
el esqueleto de la señora Cuevas reposando sobre la cama del dormitorio, tuvo
claro que el número de ventas de la revista “Dime” se dispararía con aquel
reportaje. Siempre y cuando, claro, fuera capaz de reponerse al susto y
salir de aquella casa lo antes posible.</div>
Ana Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05722935307585110553noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-9096027714145458263.post-64092652212833380392015-02-15T02:22:00.002-08:002015-02-17T14:18:28.527-08:00EL ESPEJO DE ALEX<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjF9cZUvPBDX9UuiNyGIjseTZja2z2CeUaG-SCFUPDpTEiTChLslm3SNKy2xlPM_wDLEOfsaGogAe56CB4bhrqXOXaHhwmMnC79ZxHgwghx6WuG4otaqYYyyGLOHX9q56siJbgn-kcX8sU/s1600/Tintero_3.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjF9cZUvPBDX9UuiNyGIjseTZja2z2CeUaG-SCFUPDpTEiTChLslm3SNKy2xlPM_wDLEOfsaGogAe56CB4bhrqXOXaHhwmMnC79ZxHgwghx6WuG4otaqYYyyGLOHX9q56siJbgn-kcX8sU/s1600/Tintero_3.jpg" height="212" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
—¿Qué estás
mirando? ¿Acaso me miras a mí? ¿No? ¿Seguro? Pues soy el único que está
en esta habitación.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
Sin pensárselo
ni un segundo, con agilidad, Alex desenfunda su “ups compac” recién adquirida y
apunta justo en medio de esos ojos inexpresivos que le devuelven la mirada
desde el espejo de su habitación. Hace una mueca con su cara, un intento
frustrado de sonrisa, sopla el cañón sin quitar la vista del espejo, y acto
seguido la guarda de nuevo en su funda con especial cuidado. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
Alex nunca se ha
emocionado por nada, eso dicen los que le conocen, no parece tener ningún apego
a las cosas y ni mucho menos a las personas. Nunca se le ha visto acompañado por
nadie que no sean sus padres en esa visita mensual que suelen hacerle. En el
barrio le conocen como “el sin alma”. Cuando
Alex camina, parece que todo lo que le rodea se ve ensombrecido por su
presencia. Es de esas personas que no gusta tener cerca, que absorben tu
energía. Algunos dicen que es mejor no mirarle a los ojos, que es capaz de
embrujarte, aunque en realidad lo único que puede pasar es que te pierdas en el abismo de esos profundos ojos
verdes. Los que han arriesgado a tener algo más de un simple y educado hola y
adiós han acabado concluyendo lo mismo; la soledad de Alex es bien merecida.
¿Quién podría enamorarse de un ser tan insulso, incapaz de mostrar ni un ápice
de gratitud, de reconocer un acto de buena voluntad?</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
Pero a Alex poco
le importan las críticas de sus vecinos, hace mucho tiempo que asumió que es
distinto. Solo ve debilidad en los actos de los demás. En las caricias, en los
besos, en los abrazos, en las sonrisas, en el temor, en el miedo y, por supuesto,
en las lágrimas sea cual sea su origen. Dicen que Alex nunca ha llorado porque
no ha tenido la necesidad de hacerlo ¿Qué tipo de monstruo tiene que ser para
no haber derramado ni una lágrima en toda su vida? </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
Alex sabe que su
presencia es molesta, que incomoda a todo el vecindario. Ya ha escuchado
rumores, cuchicheos que se silencian a su paso. Alex sabe que no está seguro entre
sus vecinos y por ello ensaya una vez más delante del espejo con su pistola.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
—¿No me queréis
en el barrio? ¿Queréis que me marche? Pues no pienso irme de aquí, no he hecho
nada malo, mi nueva amiga y yo nos quedamos. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
Alex se ajusta
sus raídos vaqueros y completa su vestuario con una amplia sudadera de capucha
negra, antes de salir de casa se cubre la cabeza con ella. Guarda su pistola en
la parte trasera del pantalón y se arroja a la calle, sin miedo, porque Alex
tampoco entiende de eso. No hay nadie sospechoso a su alrededor, todo parece
estar en orden. Camina lentamente hacia la panadería. Cuando parece que ha
alcanzado su objetivo, el silencio se convierte en un tímido murmullo, se oyen
unos “ahí está de nuevo, mírale, ni siente ni padece, no se merece estar entre
nosotros, cualquier día nos da un susto…”</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
Alex nota un
golpe seco en la espalda. Cae al suelo. Los murmullos ya no son murmullos, se
convierten en gritos, todos quieren unirse a la fiesta de Alex, lo golpean sin
piedad y los que no se atreven simplemente le escupen. Alex se cubre la cabeza,
pero aún así, algún golpe consigue alcanzarla. Piensa en su pistola, la que se
guardó en la parte trasera del pantalón. Sabe que es su única salvación aunque
no quiere usarla. Recuerda su fría mirada en el espejo cuando ensayaba sus
frases mientras alguien le chilla en el oído
“¿Sientes esto, Alex?” </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
Un nuevo golpe
le alcanza esta vez la rodilla. Es la primera vez que se oye a Alex gritar,
gritar de dolor, porque el dolor físico sí que puede sentirlo. Se pregunta cuál
es su pecado, por qué le hacen eso. Se revuelve en el suelo y aprovechando un
pequeño despiste de sus agresores alcanza la pistola. El escenario cambia, Alex
pasa de ser víctima a ese presunto agresor tan temido. La gente se separa de
él, algunos quedan paralizados. Alex les apunta con su pistola y con las pocas
fuerzas que le quedan comienza a interpretar su escena.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
—¿Qué estáis
mirando? ¿Acaso me miráis a mí? ¿Sí? ¿Por qué? ¿Por no ser como vosotros? Yo no
soy el culpable de vuestros temores. ¿Os he hecho algo alguna vez? Luego soy yo
al que llamáis “sin alma”.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
Tiene la venganza
entre sus manos. Podría apretar el gatillo, devolverles todo el daño que le han
hecho pero tampoco es capaz de sentir el odio. Baja la pistola lentamente, de
nuevo la sonrisa frustrada aparece en forma de una extraña mueca en su rostro.
No tiene nada más que decirles, no quiere hacerlo, su actuación ha acabado, se
gira y se aleja dejando a sus espaldas un pequeño rastro de sangre ante la
atónita mirada de aquellos, los que se autoproclaman vecinos modélicos.</div>
Ana Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05722935307585110553noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-9096027714145458263.post-32287001523734257842015-02-07T01:49:00.001-08:002015-02-20T08:56:21.295-08:00ASESINANDO AL ABUELO<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhcdV1z2_4_Gww6OQ9LVFimS8YJm7SIb-ZBBQM7_SUNe59vIUmv6f_okJ50XZLZ3ALPBt6c0zhYmW1W_N_bT1kMekTQeyavEk6CRe2HkJitIPBV5zxRFeG9BWztGES7LUzBl3zhGTmDyjo/s1600/Nietos_2_Nw.jpeg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhcdV1z2_4_Gww6OQ9LVFimS8YJm7SIb-ZBBQM7_SUNe59vIUmv6f_okJ50XZLZ3ALPBt6c0zhYmW1W_N_bT1kMekTQeyavEk6CRe2HkJitIPBV5zxRFeG9BWztGES7LUzBl3zhGTmDyjo/s1600/Nietos_2_Nw.jpeg" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Siempre se ha dicho que los abuelos disfrutan de sus nietos de una forma
especial. Mi abuelo Pedro no parecía disfrutar de mí lo más mínimo, se pasaba
el día regañándome por tonterías y diciéndome frases del tipo “No sirves para
nada, me recuerdas tanto a tu padre…” La
verdad es que no sabía si me parecía o no a él, desgraciadamente, murió junto a
mi madre en un accidente cuando yo era muy pequeño.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Me pasé la infancia esperando al abuelo a la salida del colegio. Siempre se
presentaba el último. Mientras llegaba, observaba con envidia a mis amigos
correr hacia sus abuelos que les recibían con una amplia sonrisa y los brazos
abiertos. Sin embargo, lo más bonito que me decía al verme era “¡Vamos, holgazán, date prisa y no me
hagas perder el tiempo!” Afortunadamente, mi abuela no era así, compensaba todo
lo que el abuelo Pedro no me daba. Jugaba conmigo y se esforzaba siempre porque
estuviera contento.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Fue en mi adolescencia cuando empecé a cultivar un odio indescriptible hacia
mi abuelo. La realidad es que cada vez soportaba menos su presencia, sus malos
tratos, sobre todo, hacia mi abuela. Me encerraba en mi cuarto buscando ideas
en Internet. Un asesinato que pareciera un accidente. Pero ninguna me
convencía. Una tarde, ya casi sin esperanzas de encontrar ese plan que me
libraría del abuelo, encontré una web, algo extraña, donde te aseguraban un
viaje al pasado que cambiaría tu presente. Obviamente, ese viaje había que
ganárselo explicándoles por qué lo merecías más que otro y qué es lo que
querías solucionar. Rellené sin dudar el formulario incluyendo el motivo y la
repercusión que yo pensaba que podría tener. El motivo ya lo sabéis, asesinar a
la persona que había arruinado mi infancia y la vida de mi abuela y, las consecuencias,
obvias, si mataba a mi abuelo, mi padre nunca nacería y, por consecuencia, yo
tampoco, así que moriría en el mismo instante en el que mi abuelo lo hiciera,
algo que no me importaba lo más mínimo ya que mi deseo de asesinar al abuelo
estaba por encima de mi propia vida. A los dos meses, para mi sorpresa, me
comunicaron que había sido elegido para el experimento y un mes después ya, dentro
de la cápsula del tiempo, los operarios me recordaron las normas “tiene usted
diez minutos para cambiar el presente, le mandamos al lugar, minuto, hora y año
que nos ha indicado. Además, le hemos proporcionado el objeto que ha
solicitado, una pistola, ¿todo correcto?” Asentí con la cabeza y cerré los
ojos. Al abrirlos, si todo iba bien, debería encontrarme en la plaza del pueblo
a las ocho de la noche del diez de febrero de mil novecientos cincuenta y
siete, lugar donde mi abuelo esperaría a mi abuela para llevarla a cenar y
pedirle que se casara con él. Mi abuela me había contado tantas veces esa cita
que era difícil olvidar los datos. Así que así fue, instantes después de que
los operarios accionaran los mecanismos de aquella aparatosa máquina, aparecí,
envuelto en una humareda, en el extremo opuesto de la plaza. Le reconocí
inmediatamente a pesar de su juventud y me acerqué hacia él lentamente.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
—¿Es usted Pedro?
</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
—Sí, ¿Qué
quieres, chico? ¿No tienes otra cosa mejor que hacer que molestarme? Venga,
lárgate de aquí muchacho...</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
— No me conoce,
verdad?</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
—No, ¿por qué tendría
que hacerlo?</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
—Porque soy tu
nieto… </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
Mientras sus
pupilas se dilataban ante mi respuesta, saqué la pistola del bolsillo y le
disparé la única bala que contenía. No logré ver más porque el mismo humo que
me había traído al pasado me empezó a envolver de nuevo hasta, segundos después,
encontrarme frente a los operarios que, sorprendidos, me gritaban desconcertados
“¿No querías matar a tu abuelo? ¡Deberías haber muerto también! ¿En que has
fallado, chico? ¡Te ofrecimos a ti esta oportunidad, pero nos equivocamos! </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
No sabía en qué
podía haber fallado. Salí del edificio aturdido y desconcertado sin explicarme
cómo el abuelo Pedro había burlado a la
muerte.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
Al entrar en
casa, mi abuela se acercó a recibirme preocupada. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
—Hijo, ¿te ha
pasado algo? ¡Es muy tarde!</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
—¿Abuela, y el
abuelo…?</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
—¿Qué abuelo?</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
—Mi abuelo… —dije
mirando a la foto de un joven Pedro, que nunca antes había visto sobre el
mueble del salón.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
—Ay, hijo, ya
sabía yo que llegaría este día, siéntate, tengo que contarte una cosa…</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
Tras un suspiró
continuó.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
—Este no es tu
abuelo y tampoco fue el padre de tu padre…</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
—¡¿Entonces
quien es este señor?! —Dije sorprendido</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
—El amor de mi
vida, hijo pero… lo asesinaron en la plaza del pueblo hace ya mucho tiempo… qué
felices podíamos haber sido.</div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
Y mientras la
apretaba aliviado contra mi pecho, no pude evitar soltar un irónico “No lo sabes tú bien, abuela, no lo sabes tú
bien…” </div>
Ana Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05722935307585110553noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-9096027714145458263.post-22750555833617400682015-01-30T06:34:00.000-08:002015-01-30T06:34:01.387-08:00LA CASA DEL LAGO<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg5pK2AEzfD3rW-fIRT9CPBL0DAtTTmSvlbXpkMuhfg6N8kq7fkRY7MneDox2oopoZr_H6ZRE2uNeexuSSpMAwvmyU9ta_eXLwRBNRp83HYT13mUWmB8EAzc4Vo9R1rT2Bn0JhzDX7eL5Q/s1600/caseron.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg5pK2AEzfD3rW-fIRT9CPBL0DAtTTmSvlbXpkMuhfg6N8kq7fkRY7MneDox2oopoZr_H6ZRE2uNeexuSSpMAwvmyU9ta_eXLwRBNRp83HYT13mUWmB8EAzc4Vo9R1rT2Bn0JhzDX7eL5Q/s1600/caseron.jpg" height="320" width="212" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
La llamaban la
casa del lago aunque nunca llegué a entender por qué. En sus inmediaciones, jamás
había existido un lago ni nada que se le pareciera. Tampoco las personas del
pueblo a las que pregunté supieron explicarme el motivo, simplemente me decían encogiéndose
de hombros “no sé, así la hemos llamado siempre…”.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
Todos los
domingos, hiciese el tiempo que hiciese, mi madre me llevaba a visitar la casa
de sus sueños, porque para ella, eso es lo que era esa casa. Tampoco lo
entendía demasiado bien, porque para qué engañaros, a la edad de ocho años, aquella casa me parecía una
mansión embrujada, como las que aparecen en las películas de terror o, incluso, me recordaba a esos caserones en los que
quedaba atrapado en mis peores pesadillas. Supongo que, a la edad de ocho años,
cualquier casa abandonada, emplazada en un lugar aislado y silencioso, con una
fachada recubierta por una fina capa de musgo y sus grandes ventanales de
madera desvencijados, con enredaderas trepando salvajemente hasta el mismísimo
tejado de la casa, me hubiera parecido igual de tenebrosa e inhóspita. Además,
el jardín también dejaba mucho que desear, la maleza había tomado posesión de
toda la superficie, incluida la parte del camino que daba acceso a la puerta
principal, una puerta que, como os podéis imaginar, tampoco estaba en muy buen
estado. Sin embargo, aún con todos esos inconvenientes, mi madre se quedaba un largo
rato contemplándola, con una placentera sonrisa y, después, me contaba detalladamente qué reformas haría
dentro de esa casa.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
—Mira, hijo, ¿ves ese muro que
separa las dos habitaciones de la tercera planta? Ese muro no sirve para nada,
no sé por qué decidieron separar ese espacio en dos estancias. Yo lo tiraría
para tener una única sala diáfana y poner dos cómodos sofás…</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
En realidad, cuando
mi madre decía que mirase, yo no veía nada pero asentía con la cabeza a todo lo
que ella me iba contando. Me lo había descrito tantas veces, que ya me sabía de
memoria todas las reformas, así que simplemente le decía que sí, sin prestarle
atención. El camino de regreso al pueblo lo hacíamos siempre en silencio, en
ocasiones, pensaba que mi madre estaba fabulando sobre cómo sería vivir en esa
casa, pero, otras muchas, tenía la impresión,
por las descripciones tan detalladas que daba de su interior y, por todas esas
imaginarias reformas que me contaba con tanto entusiasmo, que mi madre había
estado dentro de la casa. Cuando le preguntaba sobre si había entrado alguna vez,
simplemente me respondía “¿Yo hijo? ¡Qué
más quisiera! Ojalá pudiéramos vivir ahí, algún día compraré esa casa y mi
sueño se hará realidad”. Como comprenderéis, a mis ocho años, la idea de vivir
en esa casa, aislados de todo el mundo, me aterraba. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
Tras la muerte
de mi madre, continué yendo todos los domingos a hacer la visita de rigor a la mansión
porque, con dieciséis años, era la única forma que tenía de reencontrarme con
mi madre. Al mirar hacia su fachada, podía escuchar su voz narrando una y otra
vez todas las reformas que ella hubiera hecho. Pasaron muchos domingos hasta que uno de ellos, no sé deciros cuál, comencé
a enamorarme del viejo caserón comprendiendo la verdadera belleza que se
escondía tras sus viejas paredes y, de la misma forma que me enamoré de él, decidí
que un día sería mío. Trabajé muy duro para conseguirlo mientras mis amigos se
burlaban sobre la idea de invertir en una casa tan ruinosa. Fueron muchos años
los que tardé en comprarla y otros tantos en dejarla a mi gusto, en realidad,
al gusto de mi madre porque, una vez dentro de la casa, pude observar cada uno
de sus rincones y a través de la voz de mi madre, visualicé perfectamente todos
los espacios que ella había descrito en sus obras imaginarias y, fue así, cómo
poco a poco fui materializando su sueño, que ahora era el mío. Muchas de esas reformas
las realicé yo mismo después de una larga jornada de trabajo con la ayuda
solidaria de alguno de mis amigos.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
Fue en la primavera
del ochenta y nueve, cuando a mis treinta y dos años recién cumplidos pude
sentarme tranquilamente en el banco de piedra del jardín a contemplar mi nueva
casa, ya con todas las obras finalizadas. Mi madre tenía toda la razón cuando
decía que era la mejor casa en la que uno podía vivir. No cabía duda de que la
imagen de la casa terminada, fue el mejor regalo de cumpleaños que pude tener
ese año. Lejos quedaban ya esos días en que una casa tenebrosa e inhóspita amenazaba
con aparecer en mi sueños.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
Sonreí
amargamente recordando a mi madre. Lo que hubiera disfrutado viendo así la
casa. Nunca pude averiguar cómo y por qué sabía tanto de su interior sin haber
estado dentro. Es un misterio que siempre se quedará sin resolver. Pero, desde
luego, lo que a día de hoy puedo afirmar, es que mi madre consiguió hacer
realidad su sueño. Ahora, gracias a las reformas, vivirá en cada uno de los
rincones de la nueva casa del lago.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
Ana Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05722935307585110553noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-9096027714145458263.post-10989979399697833732014-07-10T23:58:00.001-07:002015-01-30T06:34:19.794-08:00ME GUSTA<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4SihQU2STa2J-SAmWd9aLmxiwwdNzJDaOr2BZQfpjEa0LCz8KzFIHZ44_e5brceERYCRDqP2vU_H7LTON_FGsKTp7qihU0MAC36y0_0iZpTS97XZYrHMTly5hAiS6tAFPg9aO2P3Amec/s1600/Cerrado-Por-Vacaciones.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4SihQU2STa2J-SAmWd9aLmxiwwdNzJDaOr2BZQfpjEa0LCz8KzFIHZ44_e5brceERYCRDqP2vU_H7LTON_FGsKTp7qihU0MAC36y0_0iZpTS97XZYrHMTly5hAiS6tAFPg9aO2P3Amec/s1600/Cerrado-Por-Vacaciones.jpg" height="131" width="200" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 14.4pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="color: #222222; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Las vacaciones de Marina estaban siendo
un asco. Eso pensaba ella mientras observaba en la pantalla de su móvil
cómo su amiga Almudena había posado felizmente junto a su novio Fran frente a
la playa de Cádiz hacía, aproximadamente, cuatro horas. Veinte personas ya
habían indicado que aquella publicación en el perfil de Facebook de Almudena
les gustaba y trece de ellas habían comentado positivamente su estado “De
vacaciones con mi novio”. Desde luego, a Marina también le gustaba aquella publicación,
no sólo le gustaba sino que sentía un poco de envidia. A ella le encantaba la
playa pero, este año, por motivos económicos, le iba a ser imposible tenerla
cerca. Marina no dudó un segundo en hacer clic sobre el botón de “me gusta”
aumentando a veintiuno el contador de la foto.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 14.4pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 14.4pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="color: #222222; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Mientras pensaba en lo feliz que se veía
a Almudena, su móvil emitió de nuevo ese sonido que indicaba, una vez más, que
alguien había subido una publicación en Facebook. Esta vez fue su amiga Belén
la que, mostrando un look muy veraniego, se había retratado junto a una paella
gigante que iba a compartir con su familia, esa a la que sólo podía visitar en
verano. Marina no pudo evitar echar un vistazo a la mesa de su cocina para
volver a ver el plato de macarrones precocinados que ella misma se había
calentado con desgana en el microondas y que, por supuesto, no
compartiría con nadie. Suspiró una vez más y con algo de rabia, dio al botón
“me gusta” de la foto y añadió el comentario “¡Cómo te vas a poner, Belén!”<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 14.4pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 14.4pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="color: #222222; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Horas más tarde, fue su amiga Mayte la
que colgó una foto en su perfil con sus amigas de la facultad. Todas ellas lucían
un bronceado uniforme y reían sobre un yate en Ibiza. Marina comprendió que
Mayte se lo estaba pasando de miedo en la despedida de soltera de su amiga
Yolanda. Una vez más, Marina pulsó el botón “me gusta” mientras, aburrida en el
sofá de su casa, escuchaba el ruido de su viejo ventilador que, moviendo el
aire de la sala, intentaba aliviar el calor de la tarde. Harta de ver las fotos
que compartían sus amigas en Facebook, Marina decidió desactivar las
notificaciones en su móvil para dejar de torturarse. Pensó que ya estaba lo
suficientemente desanimada con sus vacaciones para pasarse el día viendo lo
maravillosas que estaban siendo las de los demás.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 14.4pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 14.4pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="color: #222222; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Dos días más tarde, cuando Marina
despertó de la siesta, tenía tres llamadas perdidas en su móvil. Almudena,
Belén y Mayte querían hablar con ella. Marina resopló, no le apetecía nada conversar
con sus amigas. Supuso que le contarían lo bien que se lo estaban pasando
mientras ella seguía aburriéndose como una ostra en su piso de cuarenta metros
cuadrados. Con muy poca gana fue devolviendo una por una las llamadas porque,
al fin y al cabo, su lado racional le indicaba que ellas no tenían la culpa de
que sus vacaciones estuvieran siendo tan horrorosas. Al colgar el teléfono
Marina sintió cierto alivio. De haber sabido lo que le iban a contar, hubiera
devuelto esas llamadas mucho antes.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 14.4pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 14.4pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="color: #222222; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">A Almudena y al guapo de su novio Fran
les robaron el bolso donde tenían toda la documentación, todo esto fue una hora
más tarde de publicar su feliz foto en Facebook. Se pasaron dos días de
trámites para poder obtener una documentación provisional. Belén, la de la
paella, se pasó la noche junto a su familia en el hospital. Ella dice que algo
de esa paella les sentó mal y Mayte, la de la despedida de soltera en el yate,
se había quemado parte de la espalda por estar tanto tiempo al sol sin
protección, con lo cual, llevaba un par de días aguantando el dolor que el
simple roce de la camiseta le producía.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 14.4pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 14.4pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="color: #222222; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Marina observó su teléfono, esbozó una
sonrisa maliciosa y se dirigió a la terraza de su casa. Se acomodó en su desvencijada tumbona y sin
dudarlo ni un momento, se sacó una foto en la cual podían verse sus pies
apoyados sobre un taburete y, a la derecha de éste, su libro favorito junto a
una gran jarra de cerveza helada sobre una mesita. La observó durante unos
segundos muy satisfecha y dio al botón de publicar en su perfil de Facebook
bajo la etiqueta de “¡De vacaciones, como
en casa en ningún sitio!” junto a un emoticono de carita sonriente.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 14.4pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 14.4pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="color: #222222; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Minutos más tarde ya tenía treinta “me
gusta” y diez comentarios.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 14.4pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 14.4pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="color: #222222; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Por primera vez en sus vacaciones,
Marina tuvo la sensación de que no estaban siendo tan malas.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
Ana Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05722935307585110553noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-9096027714145458263.post-16948466404230980492014-04-02T09:42:00.003-07:002015-01-30T06:34:53.477-08:00ANTES DE LA MEDIANOCHE<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjGle1U8JdegRwPtUdbX8xxUMn0jF-AUoQGC53AY56afBoICVA58tqnUpYdBdv7JD7J5Kq2-THsUr4Bfg9mXqG6RX2fNInQopgTuPIicAMvZSom1jLQVgfyIDgVhhfLP5ix8FLbMib_J34/s1600/chica_avion.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjGle1U8JdegRwPtUdbX8xxUMn0jF-AUoQGC53AY56afBoICVA58tqnUpYdBdv7JD7J5Kq2-THsUr4Bfg9mXqG6RX2fNInQopgTuPIicAMvZSom1jLQVgfyIDgVhhfLP5ix8FLbMib_J34/s1600/chica_avion.jpg" height="216" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: #222222; font-family: Arial; font-size: 11.0pt; line-height: 150%;">Lucía se prometió a sí misma que antes de la
medianoche se lo diría, lo hizo justo en el instante en el que puso un pie en
el avión. Llevaba mucho tiempo intentando hacerlo pero nunca había encontrado
el momento oportuno. Aunque, más bien, lo que le pasaba a Lucía es que cuando
se trataba de sentimientos, siempre se buscaba una excusa para no tener que
afrontar el problema. Un problema que llevaba dilatándose en el tiempo casi un
año.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: #222222; font-family: Arial; font-size: 11.0pt; line-height: 150%;">Mientras se acomodaba en el asiento, pensó en
que esta vez sería distinto, que tendría el valor de decírselo y que por
supuesto se lo diría nada más llegar, justo antes de que las manecillas del
reloj marcaran las doce de la noche. Le esperaba un largo viaje de dos horas y
media. Sabía que Juan la estaría esperando en el aeropuerto, como siempre,
sonriente y con un ramo de flores. Por un momento deseó que esta vez no las
hubiera comprado porque, con ese detalle, le costaría más decírselo. Respiró
profundamente procurando apartar la imagen de su cabeza y volvió a
autoconvencerse de que podría hacerlo tanto si Juan le llevaba flores como si
no se las llevaba.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: #222222; font-family: Arial; font-size: 11.0pt; line-height: 150%;">Era consciente de que ya se había enfrentado a
esta situación, precisamente el mes pasado cuando vino a ayudar a su hermana
para elegir el vestido de novia. Recuerda a la perfección las dos ocasiones en
las que reunió algo de valor para contárselo. En ambos momentos, el guión a
seguir fue el mismo y el desenlace, como era de esperar, idéntico.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: #222222; font-family: Arial; font-size: 11.0pt; line-height: 150%;">Tendría que cambiar la fórmula, Lucía tenía
claro eso de “si quieres que las cosas cambien, hay que hacer algo distinto”. Sabía
que esta vez no podría comenzar con un “Juan, tengo que decirte
algo” o “Juan, tenemos que hablar” porque intuía que Juan, su
Juan, preguntaría algo del tipo “Dime, Lucía, ¿qué es eso que me quieres
contar?”, y al escuchar sus palabras, pronunciadas con la dulzura con la
que acostumbra a dirigirse a ella, no le permitiría continuar y volvería a
sonreír como una tonta y a decirle algo parecido a “Nada, cariño, es una
tontería… que estoy muy contenta de volver a estar contigo” y una vez más
le mentiría y se mentiría a sí misma. Y era por esto por lo que
estaba segura de que no podría comenzar con una frase que le permitiera
dar ningún tipo de réplica. Tendría que usar el método “RespiraHondoYSueltaloDeUnaVezSinPensarlo” no
por su eficacia sino porque, una vez hecho, ya no habría vuelta atrás, no
quedaría más remedio que aclararlo todo. Además, no tendría que complicarse
demasiado, con un “Juan, no quiero seguir contigo”, bastaría.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: #222222; font-family: Arial; font-size: 11.0pt; line-height: 150%;">El avión comenzó a hacer su maniobra de
aterrizaje. Lucía empezó a sentir una pequeña presión en el pecho. Trató de
recordar los ejercicios de yoga que su profesora le recomendaba para relajarse
pero, para estas circunstancias, no parecían funcionar demasiado bien.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: #222222; font-family: Arial; font-size: 11.0pt; line-height: 150%;">Ya, con el equipaje en la mano, miró el reloj,
al ver que eran las doce menos veinte de la noche el pulso se le aceleró.
Intentó repetirse a modo de mantra la misma frase: “Me prometí decírselo
antes de medianoche”, “Me prometí decírselo antes de medianoche”, “Me prometí
decírselo antes de medianoche” y con ese soniquete metido en su cabeza
cruzó la puerta que le conduciría hasta Juan.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: #222222; font-family: Arial; font-size: 11.0pt; line-height: 150%;">Lo vio de pie, esta vez no tenía un ramo de
flores pero sí una rosa. El simple hecho de verlo hizo que la temperatura de la
sala subiera diez grados de golpe, o eso le pareció a Lucía. Caminó todo
lo pausada que pudo hacia Juan, intentando una vez más retrasar el momento,
pero no pudo hacerlo tanto como le hubiera gustado porque Juan se apresuró
impaciente a abrazarla. Sintió en ese abrazo la fuerza contenida por una larga
espera. Una fuerza que ahogó su primer intento de “RespiraHondoYSueltaloDeUnaVezSinPensarlo”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="color: #222222; font-family: Arial; font-size: 11.0pt; line-height: 150%;">Al
soltarla, Juan vio el semblante serio de Lucía y le preguntó.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: #222222; font-family: Arial; font-size: 11.0pt; line-height: 150%;">—Lucía, ¿ha pasado algo?, ¿te encuentras bien?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: #222222; font-family: Arial; font-size: 11.0pt; line-height: 150%;">Lucía pensó que no podía posponerlo más, ahora
o nunca, su tiempo se agotaba, quedaban pocos minutos para la medianoche
y ella era una mujer de palabra, sí, cumpliría su promesa, tenía que decírselo
antes de las doce.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: #222222; font-family: Arial; font-size: 11.0pt; line-height: 150%;">Armándose de todo el valor que nunca había
tenido, respiró profundamente y, justo cuando fue a soltar la frase
“Juan, no quiero seguir contigo”, vio lucir los números del reloj digital
que éste llevaba en su muñeca.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: #222222; font-family: Arial; font-size: 11.0pt; line-height: 150%;">—¡¿EN SERIO SON LAS ONCE MENOS CINCO?! —Gritó
Lucía.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-left: 35.4pt; text-align: justify;">
<span style="color: #222222; font-family: Arial; font-size: 11.0pt; line-height: 150%;">—Claro, cariño, por qué tanto asombro, ya
sabes que aquí tenemos una hora menos. ¿Estás bien? te veo algo alterada.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-left: 35.4pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: #222222; font-family: Arial; font-size: 11.0pt; line-height: 150%;">Lucía sonrió para sí misma recordándose de
nuevo la frase “me prometí que se lo diría antes de medianoche”. Y ya, algo más
relajada, le dijo a Juan:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: #222222; font-family: Arial; font-size: 11.0pt; line-height: 150%;"><br /></span></div>
<br />
<div style="background: white; line-height: 150%; margin-left: 35.4pt; text-align: justify;">
<span style="color: #222222; font-family: Arial; font-size: 11.0pt; line-height: 150%;">—Sí, sí, estoy bien, Juan, mejor que nunca, solo que el viaje me
ha dado un poco de hambre, ¿te apetece cenar algo?, tengo todavía una larga
hora por delante…<o:p></o:p></span></div>
Ana Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05722935307585110553noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-9096027714145458263.post-6490495065040838912013-06-30T13:41:00.000-07:002015-01-30T06:34:53.550-08:00CICATRICES A LA CARTA<!--[if gte mso 9]><xml>
<w:WordDocument>
<w:View>Normal</w:View>
<w:Zoom>0</w:Zoom>
<w:HyphenationZone>21</w:HyphenationZone>
<w:PunctuationKerning/>
<w:ValidateAgainstSchemas/>
<w:SaveIfXMLInvalid>false</w:SaveIfXMLInvalid>
<w:IgnoreMixedContent>false</w:IgnoreMixedContent>
<w:AlwaysShowPlaceholderText>false</w:AlwaysShowPlaceholderText>
<w:Compatibility>
<w:BreakWrappedTables/>
<w:SnapToGridInCell/>
<w:WrapTextWithPunct/>
<w:UseAsianBreakRules/>
<w:DontGrowAutofit/>
</w:Compatibility>
<w:BrowserLevel>MicrosoftInternetExplorer4</w:BrowserLevel>
</w:WordDocument>
</xml><![endif]--><br />
<!--[if gte mso 9]><xml>
<w:LatentStyles DefLockedState="false" LatentStyleCount="156">
</w:LatentStyles>
</xml><![endif]--><!--[if gte mso 10]>
<style>
/* Style Definitions */
table.MsoNormalTable
{mso-style-name:"Tabla normal";
mso-tstyle-rowband-size:0;
mso-tstyle-colband-size:0;
mso-style-noshow:yes;
mso-style-parent:"";
mso-padding-alt:0cm 5.4pt 0cm 5.4pt;
mso-para-margin:0cm;
mso-para-margin-bottom:.0001pt;
mso-pagination:widow-orphan;
font-size:10.0pt;
font-family:"Times New Roman";
mso-ansi-language:#0400;
mso-fareast-language:#0400;
mso-bidi-language:#0400;}
</style>
<![endif]-->
<br />
<br />
<div style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhnQ0NKdehnwmtykifz0JBFelETfjkfKcRMZn2TdEEep7-sp4WVEBH-b8DzAtIk-MWNEHBYcP-ABQWontrjWrouiF9pTNrq9BZa_z4Eur7UD9mjCjeRxLnh6PnugqiuUDbfxRk5Fx_btds/s473/pintar-cicatrices.png" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="188" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhnQ0NKdehnwmtykifz0JBFelETfjkfKcRMZn2TdEEep7-sp4WVEBH-b8DzAtIk-MWNEHBYcP-ABQWontrjWrouiF9pTNrq9BZa_z4Eur7UD9mjCjeRxLnh6PnugqiuUDbfxRk5Fx_btds/s320/pintar-cicatrices.png" width="320" /></a>Mi hijo Martin se pasaba los fines de semana
viendo las películas de Harry Potter. Le encantaba ver cómo el pequeño mago, no
tan pequeño en las últimas entregas de la saga, escapaba del malvado Voldemort.
No hacía falta que nadie me dijera que le gustaba, lo sabía porque sus ojos se
agrandaban al ver los trucos de Harry y, aunque se los sabía de memoria,
mostraba siempre el mismo entusiasmo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Una tarde, mi hijo me dijo:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
—Mamá, algún día seré como Harry Potter.<br />
—¿Mago? —Pregunté yo. <br />
—Sí —Respondió muy seguro de sí mismo. Con la seguridad que tiene un niño de
diez años al hacer estas afirmaciones.<br />
<br />
<div style="text-indent: 35.4pt;">
Yo no le di importancia a esto que dijo porque…
¿Qué niño de diez años no ha querido parecerse a alguien? Mi hijo, no sé por
qué razón, eligió a Harry Potter.</div>
<div style="text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div style="text-indent: 35.4pt;">
Unos días después de esa inocente confesión, la
señorita Farr, directora del colegio al que asistía mi hijo, me llamó para
comunicarme que Martin había sufrido un pequeño accidente y que estaba siendo
atendido en la sala de urgencias del hospital. </div>
<div style="text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div style="text-indent: 35.4pt;">
Aunque la señorita Farr me dijo que no había
motivos para preocuparme y calificó el suceso de “pequeño incidente”, fui todo
lo rápido que pude. Cuando lo vi sentado en la camilla, no pude evitar
asustarme. Tenía la frente enrojecida y le habían tenido que dar puntos.
La calma llegó cuando Martin me sonrió y me dijo “Estoy bien, mamá, no ha
pasado nada”. </div>
<div style="text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Le pregunté en varias
ocasiones cómo se hizo aquella herida. Nunca obtuve una respuesta diferente a
“Jugando, mamá, jugando…” Sus amigos tampoco me ayudaron mucho a
esclarecer los hechos.</div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
La respuesta no la tenía
demasiado lejos, lo supe una tarde que entré en su cuarto y me fijé en el
póster que tenía colgado encima de la cama. Sí, mi hijo ahora tenía una
cicatriz muy parecida a la que lucía Harry Potter en su frente. Una cicatriz en
forma de relámpago que le hacía diferente, único y especial o, al menos, eso es
lo que mi hijo pensaba cuando la mostraba orgulloso a sus amigos.</div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Pasé tiempo pensando en esa
travesura. Me preguntaba cómo se le había ocurrido a mi hijo hacer semejante
cosa. Estaba claro que quería ser como Harry Potter, pero hacerse una cicatriz
aposta…</div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Han pasado tres años. Mi hijo
Martin sigue mostrando orgulloso su “cicatriz de mago” en la frente. Su
diablura me dio una gran idea y, gracias a ella, dirijo una clínica de gran
éxito. Hoy espero a Arthur, un apuesto joven que quiere parecerse a Joaquin
Phoenix. Bueno, en realidad quiere tener la misma cicatriz que el actor posee
en su labio superior. Su mujer Martha dice que estaría muy sexy.</div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Hoy vienen los dos juntos a mi
clínica, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cicatrices a la carta</i>, para
ultimar los detalles de la operación.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
Ana Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05722935307585110553noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-9096027714145458263.post-7605035255357046262013-05-30T12:47:00.001-07:002015-01-30T06:34:53.560-08:00LA ELECCIÓN DE MARTINA<div class="MsoNormal" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; margin: 0px; orphans: auto; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
<span style="font-size: small;"><b><span style="font-family: Arial, sans-serif;"></span></b></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgG-SktOi-fXwSZ1x7CpwixLeAfOBQ88K_WeE9h75W5uknF3dnQZJhKsZJaVVbUNaru7-PfCx26ZmlPWmb1IIScWNMsRHq0rAzDPR5qytIfHTT_Q7pPEm1sA8RMV0wveL3HQt0F3_ZTn14/s1600/blackdress.png" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="150" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgG-SktOi-fXwSZ1x7CpwixLeAfOBQ88K_WeE9h75W5uknF3dnQZJhKsZJaVVbUNaru7-PfCx26ZmlPWmb1IIScWNMsRHq0rAzDPR5qytIfHTT_Q7pPEm1sA8RMV0wveL3HQt0F3_ZTn14/s200/blackdress.png" width="200" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; margin: 0px; orphans: auto; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: small;">Cuando Martina recibió la invitación se sintió muy afortunada. A sus diecisiete años, nunca había asistido a una fiesta. No porque no le gustaran, sino porque nadie, durante los tres años que llevaba en el instituto, se había molestado en invitarla.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; margin: 0px; orphans: auto; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: small;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; margin: 0px; orphans: auto; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: small;">Un poco nerviosa rasgó el sobre que la contenía para saber exactamente de qué se trataba. Se llevó una sorpresa al ver una invitación de cumpleaños. Era el cumpleaños de Blair, una de las chicas más populares y ricas del instituto con la que nunca había cruzado más de tres palabras seguidas. Ese detalle no le hizo plantearse la posibilidad de rechazarla porque… ¿cuándo volverían a invitarla a una fiesta?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; margin: 0px; orphans: auto; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: small;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; margin: 0px; orphans: auto; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: small;">No pudo evitar dar unos pequeños saltos de alegría aunque, rápidamente, ese entusiasmo se transformó en preocupación. Corrió hacia su armario y lo examinó detenidamente. No le hizo falta más de un minuto para darse cuenta de que no tenía nada adecuado para asistir al evento. Fue entonces cuando la pregunta “¿qué me pongo?” empezó a<i><span class="Apple-converted-space"> </span></i>martillearle<i><span class="Apple-converted-space"> </span></i>la cabeza.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; margin: 0px; orphans: auto; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: small;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; margin: 0px; orphans: auto; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: small;">Martina, a diferencia de sus compañeras de clase, nunca se había interesado por la moda. Tampoco le había hecho falta. No estaba al día de cómo había que ir vestida a ese tipo de fiestas. Recordó el nombre de alguna revista que, durante los recreos, ojeaban sus compañeras de clase y pensó que sería bueno hacerse con una de ellas.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; margin: 0px; orphans: auto; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: small;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; margin: 0px; orphans: auto; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: Arial, sans-serif;">Mientras veía las fotografías de trajes de<span class="Apple-converted-space"> </span></span><span style="font-family: Arial, sans-serif;">diferentes estilos</span><i style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">,</i><span style="font-family: Arial, sans-serif;"><span class="Apple-converted-space"> </span>llegó a una sección titulada<span class="Apple-converted-space"> </span></span><i style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">Un traje para cualquier ocasión.<span class="Apple-converted-space"> </span></i><span style="font-family: Arial, sans-serif;">Pensó que eso mismo era lo que necesitaba, un traje que pudiera servir para cualquier situación, algo informal pero a la vez elegante y, a ser posible, que pudiera estilizar su figura.<span class="Apple-converted-space"> </span></span></span><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: small;">Observó con atención todas las fotografías y estudió con detenimiento todos los consejos que daban. Mientras más leía, más convencida estaba de que un vestido negro era la opción adecuada para ir al cumpleaños de Blair.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; margin: 0px; orphans: auto; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: small;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; margin: 0px; orphans: auto; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: small;">A la mañana siguiente, sacó todos sus ahorros de la hucha, pensó que, una ocasión como esa lo merecía. Se dirigió a una de las tiendas del centro de la ciudad. A pesar de ser la tienda más popular, ella nunca había estado. Tras probarse unos cuantos vestidos, optó por el que le hacía parecer más delgada y, sin perder el toque juvenil, le daba un aire sofisticado. Era la primera vez que Martina se sentía bien con un vestido y cuanto más se miraba al espejo más convencida estaba de su elección.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; margin: 0px; orphans: auto; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: small;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; margin: 0px; orphans: auto; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: small;">Las horas previas a la fiesta, Martina estaba nerviosa. Sabía que era su oportunidad para poder integrarse de una vez por todas y hacer algún amigo. Se vistió cuidadosamente y se maquilló lo mejor que supo. Cuando se miró al espejo pensó que no estaba tan mal y salió de su casa convencida de que ese vestido negro cambiaría su suerte.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; margin: 0px; orphans: auto; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: small;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; margin: 0px; orphans: auto; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: small;">Metió la invitación en su bolso y se dirigió hacia la casa de Blair, un chalet de lujo a las afueras de la ciudad. Cuando llegó a la puerta del jardín, sintió cómo todas las miradas se posaban en su vestido negro. Nunca antes se había sentido tan observada y supuso que la culpa era de ese traje tan bonito que llevaba. Esas miradas, lejos de asustarla, le dieron la tranquilidad suficiente para caminar con seguridad hacia la puerta principal de la casa. Mientras avanzaba con paso decidido, empezó a escuchar los primeros comentarios sobre su vestido.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; margin: 0px; orphans: auto; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: small;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; margin: 0px; orphans: auto; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: small;">Antes de que pudiera alcanzar la puerta principal, un hombre de pelo cano, vestido con un uniforme, la detuvo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; margin: 0px; orphans: auto; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: small;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; margin: 0px; orphans: auto; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: small;">—Lo siento, señorita, pero no puede pasar.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; margin: 0px; orphans: auto; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: small;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; margin: 0px; orphans: auto; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: Arial, sans-serif;">Martina, un poco sorprendida, sacó la invitación de su bolso y se la enseñó al hombre para que pudiera comprobar que estaba invitada al cumpleaños.<span class="Apple-converted-space"> </span></span></span><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: small;">El hombre, examinó el vestido negro de Martina de arriba abajo. Luego, alargó su dedo índice y lo puso suavemente sobre el papel. La cara de Martina cambió al ver que, encima de ese dedo, se podía leer una frase con letras minúsculas que, hasta ese momento, no había visto. Avergonzada, dejó caer su invitación y, sin mirar a nadie, corrió hacia la salida.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; margin: 0px; orphans: auto; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: small;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 0.0001pt; orphans: auto; padding: 0px; text-align: left; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"></span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;"></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; margin: 0px; orphans: auto; padding: 0px; text-align: left; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: x-small;">*No vengáis de negro, no quiero que mi fiesta de cumpleaños parezca un funeral. </span><br />
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: x-small;">Blair H.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; margin: 0px; orphans: auto; padding: 0px; text-align: left; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
<br /></div>
Ana Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05722935307585110553noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-9096027714145458263.post-32927766238402562302013-05-27T00:53:00.002-07:002015-01-30T06:34:53.507-08:00EL CARTERO LOCO<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjQSIrrTiw_O65P2D5ZfPXnXpjPq4YA7_vExFZYU-bdVF9cpliHG-8r60XHh9GXSL0boY7rd4vFGljdgKQ6hNz1VJ4Z5zDyqK1BDKwxCRXD7dHq00hxHnm69rHpK5HsZHowEDU9OVscrX4/s1600/cartero.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjQSIrrTiw_O65P2D5ZfPXnXpjPq4YA7_vExFZYU-bdVF9cpliHG-8r60XHh9GXSL0boY7rd4vFGljdgKQ6hNz1VJ4Z5zDyqK1BDKwxCRXD7dHq00hxHnm69rHpK5HsZHowEDU9OVscrX4/s320/cartero.jpg" width="225" /></a></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; line-height: 18px; padding: 0px; text-align: left;">
<span style="font-size: small; text-align: justify;">Era el cartero y todo el mundo lo conocía por Fernandito. Desde muy joven, se había encargado de repartir el correo en Casamentera, el pueblo que le vio nacer. Muchos lo consideraban el tonto del pueblo.</span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; line-height: 18px; padding: 0px; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; line-height: 18px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">Todas las mañanas recorría las calles en el mismo orden, nunca alteraba su ruta. Su recorrido empezaba en la Calle Chica y finalizaba a eso del mediodía en la Plaza Mayor. Allí se sentaba a descansar mientras admiraba la iglesia, una construcción que siempre le había llamado la atención por sus elevados muros.</span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; line-height: 18px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><br /></span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; line-height: 18px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">Mientras trabajaba, soportaba las burlas de los vecinos. Sin enfadarse, les decía que él haría algo grande y que sería recordado por ello. Este tipo de declaraciones animaban a los demás vecinos a continuar con sus mofas a las que Fernandito no hacía ningún caso. Formaban parte de su vida cotidiana.</span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; line-height: 18px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><br /></span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; line-height: 18px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">Un día, mientras estaba haciendo la ruta, tropezó con una piedra. Probablemente fuera una piedra corriente pero, por alguna razón, a Fernandito le llamó poderosamente la atención. Ese día, cuando llegó a la <i>Plaza Mayor</i>, pasó bastante tiempo contemplándola y comparándola con las que componían la iglesia. A partir de ese día, su escrupulosa rutina cambió. Comenzó a hacer la ruta acompañado de una carretilla donde llevaría las cartas que tenía que repartir. Según se iba desprendiendo de ellas, iba cargando la carretilla de todo tipo de piedras. Los vecinos le observaban atónitos empujar su carretilla y como era de suponer, aquello fue otro elemento más de burla. A Fernandito le daba igual, a veces, se paraba y les decía: “Reíros, ya veréis, he comenzado mi obra”. A lo que muchos le respondían con tono burlesco “Di que sí, Fernandito, tú a lo tuyo” y en un tono más bajo, para que no pudiera oírles, acabarían diciendo “Más tonto no se puede ser” mientras dejaban escapar una tímida carcajada.</span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; line-height: 18px; padding: 0px; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; line-height: 18px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">Pero a Fernandito esto no le impidió seguir con su obra y así, como si de algo normal se tratara, aprovechaba su ruta diaria para recoger las piedras y, con el paso del tiempo, durante la noche, iba elevando una especie de muralla a las afueras del pueblo en un terreno que heredó de sus padres. Una muralla, que poco a poco se fue convirtiendo en una compleja construcción, a la cual solo se podía acceder a través de una puerta de madera.</span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; line-height: 18px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><br /></span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; line-height: 18px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">Los vecinos de Casamentera, de vez en cuando, se acercaban a observar cómo trabajaba. Sentían curiosidad por saber qué había detrás de la puerta y de esos muros exteriores, que resguardaban lo que Fernandito consideraba su verdadera obra. Alguno intentó colarse por la noche, pero el cartero, había previsto este tipo de intrusiones dejando su cuidado a unos cuantos perros que, sin duda alguna, hubieran atacado a cualquiera que hubiera querido fisgonear más de la cuenta dentro de la construcción.</span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; line-height: 18px; padding: 0px; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; line-height: 18px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">Pasaron los años, dos décadas exactamente, desde que Fernandito pusiera su primera piedra. Una mañana de domingo, convocó a todos los vecinos de Casamentera. La convocatoria tuvo gran expectación y todo el pueblo, sin excepción, acudió a ella.</span><br />
<span style="font-size: small;"> </span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; line-height: 18px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">El cartero empezó así su discurso:</span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; line-height: 18px; padding: 0px; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; line-height: 18px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">—Queridos vecinos, os lo dije y no me creísteis. Lo he logrado. Aquí está mi obra. Sé que estáis deseando ver lo que hay detrás de estos altos muros que he construido con mis propias manos y, a pesar de todas vuestras burlas, os invito a pasar y a observar lo que yo solo he construido. ¿Seríais capaces de hacerlo vosotros?</span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; line-height: 18px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><br /></span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; line-height: 18px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">Los vecinos, entre chismorreos y risitas contenidas, fueron cruzando uno a uno la puerta principal y empezaron a adentrarse en la construcción. Maravillados por las estructuras que la componían, y con ciertos gestos de admiración, se fueron alejando poco a poco de la puerta que les dio el acceso. Horas más tarde, a través de los muros, comenzaron a escucharse los primeros gritos de angustia. Todos ellos preguntaban por la salida.</span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; line-height: 18px; padding: 0px; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; line-height: 18px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">Con esas voces de auxilio atravesando los muros, Fernandito, el cartero loco, contempló orgulloso su gran obra mientras todos sus vecinos, los que tanto se habían reído de él, deambulaban angustiados por su laberinto intentando encontrar la salida.</span></div>
Ana Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05722935307585110553noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-9096027714145458263.post-61139527676356498512013-04-25T15:35:00.002-07:002015-01-30T06:34:53.545-08:00LA ÚLTIMA CALADA<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiWWR_4NpVMstA7lcfRyRXuzgTpBHIUGOHRE85mWhTQ4iWEbutgQ1Eg5m28wGmxDvJ8vIAQH8SFGaK72moJyTXXlht-erk3B1tU3hYtMzd02bRUWssGxuH7GPFRJArXbxKvy6pZq5-W75k/s1600/images.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="132" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiWWR_4NpVMstA7lcfRyRXuzgTpBHIUGOHRE85mWhTQ4iWEbutgQ1Eg5m28wGmxDvJ8vIAQH8SFGaK72moJyTXXlht-erk3B1tU3hYtMzd02bRUWssGxuH7GPFRJArXbxKvy6pZq5-W75k/s200/images.jpg" width="200" /></a></div>
<div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: 17.600000381469727px; margin: 0px; orphans: auto; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 35.4pt; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
<span style="font-size: small;"><b><span style="font-family: Arial, sans-serif;"></span></b></span></div>
<div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: 17.600000381469727px; margin: 0px; orphans: auto; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 35.4pt; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: small;">Encendió el último cigarrillo de una cajetilla que él no había comprado. Se lo puso en los labios y le dio la primera calada. Antes de que se diera cuenta, estaba expulsando el humo acompañado de una tos seca que duró unos segundos. Lo dejó en el cenicero y se quedó mirándolo fijamente. El humo grisáceo que desprendía pareció dibujar una sonrisa en el aire. Intentó corresponderle con otra, pero no sólo no lo consiguió sino que sus labios se contrajeron en un extraño rictus.</span></div>
<div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: 17.600000381469727px; margin: 0px; orphans: auto; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 35.4pt; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: small;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: 17.600000381469727px; margin: 0px; orphans: auto; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 35.4pt; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: small;">Se quitó las gafas y dejó caer la cara contra el cristal de la mesa. No le importó sentir cómo el frío le traspasaba la piel, casi lo agradecía porque el cansancio acumulado en la última semana empezaba a pasarle factura. Cerró los ojos y dejó que la nube de humo lo envolviera por completo. Los abrió de nuevo, justo para ver las primeras pavesas que, lentamente, se fueron convirtiendo en ceniza. Respiró hondo y llenó los pulmones de aquel aire contaminado con el que tantos años había convivido. Al exhalarlo, la primera lágrima rodó por su mejilla.</span></div>
<div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: 17.600000381469727px; margin: 0px; orphans: auto; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 35.4pt; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: small;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: 17.600000381469727px; margin: 0px; orphans: auto; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 35.4pt; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: small;">Alzó la cabeza, su vista se posó en los ojos inexpresivos del retrato de su mujer que, misericordiosos, le devolvían la mirada, mientras el olor del cigarrillo se hacía por momentos más intenso. Alargó el brazo para coger la botella de tequila y llenó una copa que, desde hacía varias noches, le esperaba encima de la mesa. El trago arañó su garganta ya casi seca y observó cómo casi la mitad del pitillo se había convertido en un frágil cilindro de ceniza. Dirigió la mirada al cuadro otra vez y la segunda lágrima cayó por su mejilla, ahora mucho más rápido. No pudo contener el grito que se había guardado tantas noches sentado en la incómoda silla del hospital donde ella había estado ingresada.</span></div>
<div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: 17.600000381469727px; margin: 0px; orphans: auto; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 35.4pt; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: small;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: 17.600000381469727px; margin: 0px; orphans: auto; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 35.4pt; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: small;">Miró su cara, nada tenía que ver con la que había visto durante las últimas semanas, un rostro que ya formaba parte de un pasado que, desgraciadamente, le parecía bastante lejano. Suspiró y, en medio de ese suspiro, se dio cuenta de que ya no volvería nunca más a verla, ni siquiera con uno de esos cigarrillos, que tanto odiaba, en la mano.</span></div>
<div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: 17.600000381469727px; margin: 0px; orphans: auto; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 35.4pt; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: small;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: 17.600000381469727px; margin: 0px; orphans: auto; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 35.4pt; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: small;">Cogió el pitillo y lo acomodó entre sus dedos de fumador inexperto. Inhaló con rabia lo poco que quedaba para intentar consumirlo de una sola calada. Mientras lo hacía, pensó que nunca le había gustado el sabor del tabaco aunque en ella nunca le había parecido tan malo. Lo mismo le pasaba con el olor que, mezclado con su caro perfume, parecía distinto. Pero es que en ella todo era distinto.</span></div>
<div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: 17.600000381469727px; margin: 0px; orphans: auto; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 35.4pt; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: small;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: 17.600000381469727px; margin: 0px; orphans: auto; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 35.4pt; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: small;">Se sobrepuso al esfuerzo de la última calada, respiró profundamente y dejó el pitillo quieto entre sus dedos y, simplemente, esperó a que se consumiera, igual que había hecho con su mujer durante las últimas semanas en aquella cama de hospital donde, aún entre delirios, le suplicaba la última calada.</span></div>
<div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: 17.600000381469727px; margin: 0px; orphans: auto; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 35.4pt; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: small;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: 17.600000381469727px; margin: 0px; orphans: auto; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 35.4pt; text-transform: none; white-space: normal; widows: auto; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: small;">Cuando la brasa llegó al filtro, aplastó en el cenicero el último cigarrillo de una cajetilla que él no había comprado.</span></div>
Ana Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05722935307585110553noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-9096027714145458263.post-30488692469853895082013-04-22T00:11:00.000-07:002015-01-30T06:34:53.502-08:00LUNES... OTRA VEZ<div style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEin9YeCy3d4LyUv-7697Ei8mfuIgkNfS8Aqp1n8GQwbj5eLNEM_agjX5M5KaCLc-IGSzDR1gijMzj5DjK0Sbeeo1BaFhoVy9PuFFt6cqlGlvsTJ38YWA7cmK0ApRYl9o7VI5CnElaVtfKc/s1600/60_215.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEin9YeCy3d4LyUv-7697Ei8mfuIgkNfS8Aqp1n8GQwbj5eLNEM_agjX5M5KaCLc-IGSzDR1gijMzj5DjK0Sbeeo1BaFhoVy9PuFFt6cqlGlvsTJ38YWA7cmK0ApRYl9o7VI5CnElaVtfKc/s1600/60_215.jpg" /></a>Su brazo se mueve mientras suena la<i> Sexta sinfonía</i> de
Beethoven. Su puño impacta en mi estómago y mi cuerpo se dobla hacia
delante. Una gota de sudor me resbala por la frente mientras el volumen
de la música aumenta. La cara del agresor se difumina por completo y mi
mano, en un desplazamiento suave, consigue llegar hasta la mesilla para
apagar el maldito despertador.<br />
</div>
<div style="text-align: justify;">
Las seis y media de la mañana, mi cuerpo sigue paralizado por la
pesadilla. Con la sinfonía pegada a los oídos pienso que, si no hubiera
sido por ella, quizás podría haber devuelto el golpe. Me desperezo, no
vale la pena perder más el tiempo proyectando imágenes de una pelea
ficticia, la verdadera pesadilla está a punto de comenzar, es lunes, un
maldito lunes.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Me levanto, todos mis movimientos son torpes, dejo que mi instinto me
guíe hasta la cocina y preparo el primer café, el primero de muchos. Su
olor es diferente, siempre lo es, y, para colmo, los lunes tampoco sabe
igual. Cuando las primeras gotas de la ducha caen sobre mi cabeza
empiezo a percatarme de qué clase de día me espera. Miles de
expedientes, aún sin clasificar y apilados en varias mesas, aguardarán
impacientes mi llegada para ser procesados. Cientos de correos retenidos
el fin de semana en el servidor entrarán sin piedad en mi ordenador y,
todos ellos, por supuesto, serán incidencias de carácter urgente. Para
colmo, el señor Martínez, al que no parecen sentarle bien los fines de
semana, se paseará alrededor de las mesas. Apenas nos dejará respirar.
Nuestro ahogo se mezclará con el ruido de la maquinaria de <i>Textiles Martínez</i> que
comenzará a funcionar a las ocho en punto. Un minuto de retraso
significaría una catástrofe, no para la empresa, sino para los
empleados. La pesadilla de los lunes se convertiría en un verdadero
infierno. La voz de Martínez se elevaría por encima del ruido de los
motores y traspasaría las finas paredes de las oficinas, nuestras
cabezas se esconderían tras los monitores y nadie más, en todo el día,
se atrevería a decir ni una sola palabra.</div>
<div style="text-align: justify;">
Termino de vestirme, son las siete de la mañana, me apresuro a salir
de casa porque el autobús, siempre puntual, hace su parada a las siete y
diez en la calle Río Segre. Casi siempre tengo que echarme una pequeña
carrera, aunque los lunes no, los lunes voy con tiempo, sería
imperdonable llegar tarde un día como este.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Hoy no hay demasiada gente esperando bajo la marquesina, miro a lo
lejos intentando divisar la silueta del autobús que parece, por primera
vez en mucho tiempo, retrasarse. Empiezo a impacientarme, pienso en el
señor Martínez y me inquieto aún más. Por fin lo diviso a lo lejos, mi
reloj marca las siete y veinticinco, respiro tranquilo, creo que aún
puedo llegar puntual.<br />
</div>
<div style="text-align: justify;">
Saco el libro del maletín, una historia policiaca me ayuda a no
pensar en la larga jornada que me queda. Con el vaivén del autobús el
inspector González encuentra la prueba definitiva para resolver el
asesinato que me ha quitado el sueño en las últimas semanas y, justo a
falta de diez hojas para terminar el libro, el autobús hace su parada en
calle Las Palmas frente a <i>Textiles Martínez</i>. La resolución
del caso tendrá que esperar. Son las siete y cincuenta y siete. Aún
dispongo de tres minutos para llegar a mi puesto de trabajo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Miro a mi alrededor, no estoy acostumbrado a tanta calma, ningún
claxon me ha atravesado los oídos. A pesar de no haber comenzado
demasiado bien el día, quizás sea un buen presagio, puede que este lunes
sea diferente.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Acelero el paso hacia la puerta, no quiero llegar tarde, empiezo a
concentrarme, en mi cabeza ya sólo existen temas laborales. No puedo
permitirme pensar en el inspector González y en esas diez hojas que me
quedan para acabar el libro. Tengo que dejarlas aparcadas hasta las
siete de la tarde, hora a la que acostumbro a salir todos los lunes,
aunque el horario oficial de salida sean las cinco y media.</div>
<div style="text-align: justify;">
Son las ocho y un minuto, tiro de la puerta, parece estar atascada,
vuelvo a intentarlo con algo más de fuerza, tampoco tengo éxito. Empiezo
a asustarme, la frase con la que nos amenaza a diario el señor Martínez
ya suena en mi cabeza: “<i>Un día cerraré la puerta a las ocho y un minuto
y quien no esté en su puesto de trabajo será despedido</i>”. Son las ocho y
dos minutos, la angustia se apodera de todo mi cuerpo pensando en la
posibilidad de que el señor Martínez haya llevado a cabo sus amenazas.
Respiro hondo, puede que acabe de perder mi puesto de trabajo. Intento
llevar la vista a través del cristal por si al otro lado hubiera algún
compañero al que pedir ayuda. Quizás aún pueda colarme sigilosamente y
alcanzar mi mesa sin ser descubierto, puede que con un poco de suerte el
señor Martínez no haya pasado aún por la oficina. No puedo llevar la
vista más allá del cristal. Un cartel, que cuelga ligeramente torcido en
la puerta principal, me lo impide.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Al verlo, siento una bocanada de aire fresco, un alivio inesperado.
Ahora caigo en la cuenta. No, no estoy despedido, y,
aunque comprender mi error me quita un gran peso de encima, no puedo
dejar de pensar que… mañana será lunes. Sí, de nuevo… un maldito lunes.<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhKR_Yg4VMePRc4mdlOjd073JWYl9OrwP33bPcq9aDLzyYZE5rUaloobaEmagiK0dHCyQ4Fmwtqb4UcqzubFDwu2xFPRXDRB8ggNS2zCOtxJmP25h6lGuGrqTnGrRniWDcAovijdYTTfcI/s1600/60_215.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><br /></a></div>
</div>
Ana Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05722935307585110553noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-9096027714145458263.post-14481768806934390302013-04-04T10:57:00.002-07:002015-01-30T06:34:53.473-08:00ENCHUFES Y OTRAS ENFERMEDADES<br />
<div style="text-align: start;">
<span style="background-color: white; text-align: justify;"> </span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhRLUNiPmJ8pvOp6aIGDgOx0mQ8sk8Ioiyivm3jvpOuPvEZ8wLfKagmc8SahqA8CZC2GpxSauKzjQKGpopWhp9zfRL_1LTH6CNYYdkFXmtBjCwgsb7eMQeY5kDt0AaVE6CpJo6o-r3LfmQ/s1600/descarga.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhRLUNiPmJ8pvOp6aIGDgOx0mQ8sk8Ioiyivm3jvpOuPvEZ8wLfKagmc8SahqA8CZC2GpxSauKzjQKGpopWhp9zfRL_1LTH6CNYYdkFXmtBjCwgsb7eMQeY5kDt0AaVE6CpJo6o-r3LfmQ/s1600/descarga.jpg" /></a></div>
<span style="background-color: white; color: #181818; font-family: Verdana; text-align: justify;"> </span><br />
<div style="text-align: start;">
<span style="background-color: white; color: #181818; font-family: Verdana; text-align: justify;">Si os digo que no sé cómo llegué a esta situación, estaría mintiendo porque, la verdad, sí lo sé. Todo empezó de la forma más absurda posible, con una simple frase, ya saben, una frase como otra cualquiera, una de esas frases que a veces te da por decir. “Qué buen día hace”, “Qué bien que estemos juntos”. Ese tipo de frases que uno usa para rellenar los huecos de una conversación o, simplemente, para evitar el incómodo silencio. Como es de suponer, mi mente no eligió ninguna de las típicas frases usadas para esos momentos. No dije nada sobre el tiempo, ni sobre lo bien que estábamos en la casa rural. A mí, lo que se me ocurrió decir fue: “Qué mal rollo esto de los enchufes, ¿no?”</span></div>
<br />
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><br /></span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">Y aquella inocente frase desencadenó mi calvario personal, porque soy consciente de que una frase como la del tiempo no habría provocado esa reacción entre mis amigas. Estuvieron un largo minuto mirándome desde la otra punta de la sala con cara de haber visto un fantasma y yo, que no soy mucho de aguantar los silencios, les pregunté: “¿Se puede saber qué pasa?”.</span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; padding: 0px; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">Y lo que pasaba me lo dijo Martita, que siempre ha sido la más decidida del grupo. No pudo evitar poner esa vocecilla de no haber roto un plato en su vida para decirme: “Laura, cariño, creo que... en fin... tienes que hacerte ver eso de los enchufes, creo que necesitas ayuda”. “¡¿Ayuda?!”, me pregunté yo y, claro, tras una afirmación como esa, de nuevo, se hizo el silencio y este fue mucho más tenso que todos los anteriores.</span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; padding: 0px; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">No sé si necesitaba ayuda o no pero, tras ese fin de semana, cuando miraba un enchufe, la voz de Martita surgía de las profundidades de mi mente y me repetía “Te lo tienes que hacer ver…” y esa vocecilla fue la culpable de todo. Así conocí a Carla Mancini, mi psicóloga.</span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; padding: 0px; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">La primera sesión con Carla se me hizo extraña, digo extraña porque, aún habiendo tomado la decisión de visitarla, no sabía qué hacía allí exactamente. Para mí no existía ningún problema con los enchufes, no obstante, le expliqué lo que me pasaba con ellos, la necesidad que tenía de comprobar si la carcasa estaba rota, de saber qué aparato conectaba a cada uno de ellos, la existencia de toma de tierra… Ella asentía con la cabeza a todo lo que decía y, de vez en cuando, anotaba algo en su libreta. Una vez que terminé de contárselo, ella sonrió, algo que hizo que me relajara por momentos aunque la relajación no duro demasiado. Empezó a hacerme muchas preguntas sobre mi vida cotidiana, mis hábitos, mi trabajo, mi familia, mis amigos, y yo fui respondiendo a todo ello de la manera más precisa posible entendiendo que eso le facilitaría su trabajo aunque sin acabar de comprender qué tenía que ver todo aquello con los enchufes. Al finalizar la sesión, Carla me dijo: “Laura, querida, tu problema no está en los enchufes, así que relájate con el tema, ya trabajaremos todo lo demás”.</span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; padding: 0px; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">“¿Que mi problema no son los enchufes? Entonces… ¿cual es mi problema?”, y… ¿desde cuando tengo yo problemas?”</span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; padding: 0px; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">Obviamente, tras esa sesión la voz de Martita desapareció y, durante esa semana, fue la voz de la Señora Mancini la que, cada vez que me decidía a hacer algo, planificar mi día, colocar un cojín torcido, lavarme las manos después de tocar al gato o revisar los radiadores en busca de alguna fuga, aparecía en mi cabeza: “…tu problema no son los enchuches”. Entonces, acto seguido me preguntaba “¿será este (el horario, los cojines torcidos, el gato, los radiadores) mi problema?”</span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; padding: 0px; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">Las siguientes sesiones con Carla fueron de mal en peor. Cada vez que finalizaba una sesión abandonaba la consulta con la certeza de que convivía con una nueva fobia, manía u obsesión. Según Carla, no sólo revisaba los enchufes sino que era una obsesa del orden, los horarios, las normas y el trabajo. Sí, también del trabajo. Cosas que yo consideraba virtudes, tales como ser puntual, perfeccionista, trabajadora, organizada, planificadora, ahora no sólo dejaban de serlo sino que pasaban a ser síntomas de un cuadro “obsesivo compulsivo”.</span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; padding: 0px; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">Y así fue como empecé a obsesionarme con todo. Cada cosa que hacía venía precedida por la pregunta: “¿Será esto otro síntoma?”. Y, asustada por la idea de que lo fuera, hacía lo contrario de lo que pensaba hacer. Dejé de mirar la hora, lo que provocó que llegara tarde a unas cuantas reuniones de trabajo y sus consecuentes broncas. Dejé de ordenar escrupulosamente la casa con lo que dejó de parecer un hogar acogedor. Dejé de planificar mi vida y, como consecuencia, me perdí algunos eventos en los que no sólo me hubiera gustado estar sino que tendría que haber estado.</span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; padding: 0px; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">En mi última sesión con la Señora Mancini, me limité a escucharla y, como era de esperar, mi lista de obsesiones aumentó de nuevo. No pude aguantarlo más así que la miré fijamente a los ojos y le pregunté:</span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; padding: 0px; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"> −¿Señora Mancini, me puede decir cómo he podido sobrevivir tantos años con todos estos problemas que tengo?</span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; padding: 0px; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">La Señora Mancini se quedó perpleja con mi pregunta, ni si quiera pudo articular palabra.</span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; padding: 0px; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">−Lo suponía…</span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; padding: 0px; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">Me levanté del sofá, miré mi reloj para planificar qué haría con el tiempo que me sobraba de la consulta y, antes de salir del despacho, no pude evitar decirle.</span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; padding: 0px; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="background-color: white; border: 0px none; color: #181818; font-family: Verdana; font-size: 12px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">− Por cierto, señora Mancini, sería bueno que revisara el enchufe que tiene debajo de la mesa, no parece estar en muy buenas condiciones.</span></div>
Ana Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05722935307585110553noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-9096027714145458263.post-75698085584552296992012-07-06T01:49:00.001-07:002015-01-30T06:34:53.554-08:00COBARDÍA<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh9Idi-OjhJ1SUWWJr6Vv_X3pg_bRy9dLro7pc4AArdKukBtlkyFuC5CpCUEN8dQrarNE4VeEI7yC9sZBGymb2DWpQA8nRgjwsXiomE4c7DQyKJjbfyUzlOAUvmkgHIy4ONc3cXNC6C0Vc/s1600/juicio.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh9Idi-OjhJ1SUWWJr6Vv_X3pg_bRy9dLro7pc4AArdKukBtlkyFuC5CpCUEN8dQrarNE4VeEI7yC9sZBGymb2DWpQA8nRgjwsXiomE4c7DQyKJjbfyUzlOAUvmkgHIy4ONc3cXNC6C0Vc/s1600/juicio.jpg" /></a></div>
<br />
<div dir="ltr" id="internal-source-marker_0.9069555027627029" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
</div>
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: 15px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: bold; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"></span><br />
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: 15px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;">Las
dos de la tarde, aún me queda una hora para enfrentarme de nuevo a la
mirada de la señora Wellington. Ella estará sentada una vez más frente a
mi y me mirará, estoy segura de que lo hará, intentará mirarme a los
ojos y no sé si podré resistirlo. Su mirada me recuerda a la de mi
madre. También su cabello, su sonrisa, su forma de hablar, incluso su
forma de vestir, con esos amplios trajes que cubren todo su cuerpo, pero
mi madre nunca estaría allí, en el lugar donde ahora ella se encuentra.</span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
<br /></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: 15px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"> </span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: 15px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;">La
primera vez que la vi creí haberme confundido de persona. “¿Ella es la
señora Wellington?”, exclamé sin darme cuenta en voz alta. “No puede
ser, no puede ser ella”, me repetía una y otra vez una voz interior,
“está claro que tienen que haberse confundido”. Pero no, no se habían
confundido, aquella mujer, de mediana edad, era la señora Wellington.
Todos los datos de los informes que había leído días antes sobre ella se
amontonaron en mi cabeza. Nunca la hubiera imaginado de aquella forma
y, sin embargo, allí estaba, sentada, posando su dulce y profunda mirada
sobre la sombra de mi silueta.</span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
<br /></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: 15px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"> </span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: 15px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;">Miro
el reloj, el tiempo parece transcurrir más lento de lo habitual aunque
quizás sea el latido de mi corazón, cada vez más acelerado, el que me
transmite esa sensación. Me tumbo en la cama y respiro profundamente
intentando calmarme aunque no tengo demasiado éxito. Trato de no pensar
en ella pero la repetición de alguna de las conversaciones que he
escuchado en la sala número 13 se reproduce en mi cabeza.</span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-left: 71pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 35pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: 15px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 35pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: 15px; font-style: italic; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"> </span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 35pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: 15px; font-style: italic; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"> —Señora Wellington ¿Dónde se encontraba usted el 17 de Julio de 2006 a las 17 horas?</span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: 15px; font-style: italic; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;">-—En casa de mi hija, señor Walter.</span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: 15px; font-style: italic; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;">-—¿Está segura, señora Wellington, está segura de que no fue a visitar a su amiga Kitty Holmes?</span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: 15px; font-style: italic; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;">-—No, señor, fui a visitar a mi hija, ella puede decirlo...</span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: 15px; font-style: italic; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;">-—Entonces, ¿por qué encontramos su bolso en casa de la señora Holmes?. Dígame señora Wellington, ¿qué hacía allí su bolso?</span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 35pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: 15px; font-style: italic; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;">-—No sé, alguien lo llevaría, yo no estuve ese día en casa de Kitty..</span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 35pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: 15px; font-style: italic; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;">-—Y…
¡¿por qué dentro de su bolso había un ticket de compra de ese mismo
día, señora Wellington?! ¿Cómo llegó ese ticket y su bolso a casa de la
señora Holmes? ¿Puede explicar eso, puede explicarlo....?!!</span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 35pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: 15px; font-style: italic; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;">—No sé cómo llegó mi bolso allí...</span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: 15px; font-style: italic; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;">—Pues se lo voy a decir yo, señora Wellington, ¿no será que se lo dejó olvidado el día que asesinó a su amiga Kitty Holmes?</span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 35pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: 15px; font-style: italic; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;">—¡Protesto señoría!</span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-left: 70pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: 15px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-left: 35pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: 15px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"> </span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-indent: 35pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: 15px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;">Las tres menos cuarto, alguien llama a la puerta y suena una voz en el pasillo.</span></div>
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: 15px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"> </span><br />
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: 15px; font-style: italic; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;">—</span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: 15px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;">Señorita Baker, ¿está usted preparada?</span></div>
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: 15px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"> </span><br />
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: 15px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;">Me
miro en el espejo y me recoloco el pelo, como si fuera yo la que va a
ser juzgada, y abro la puerta. Mientras me conducen hacia la sala sigo
pensando en las respuestas que días atrás dio la señora Wellington. Ella
siempre había estado calmada, firme en todas sus contestaciones pero,
sobre todo, siempre había apoyado sus respuestas en argumentos que
contradecían las acusaciones.</span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
<br /></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: 15px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"> </span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: 15px; font-style: italic; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;">-—Yo
no lo hice, lo juro. Alguien debió de tenderme una trampa. Yo quería
mucho a Kitty, eso lo sabe todo el mundo, no le hubiera hecho daño
nunca.</span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: 15px; font-style: italic; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;">—Pero
hay testigos que dicen que usted discutió con la señora Holmes la
noche anterior a su asesinato. ¿ Qué puede decir sobre eso, señora
Wellington ?</span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: 15px; font-style: italic; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;">—Es
cierto, no lo niego, esa noche discutimos, como otras veces, pero eso
no es motivo para asesinar a alguien. Casi todas las amigas discuten
alguna vez en la vida y eso no es motivo de asesinato, créame señor
Walter, se equivocan de persona.</span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
<br /></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: 15px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"> </span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: 15px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"> </span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 35pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: 15px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;">Y
así, recordando fragmentos del juicio, llego a la sala número 13, donde
me siento junto a los demás miembros del jurado. Lo sé, ha llegado la
hora decisiva, no hay vuelta atrás. Escucho el veredicto de mis
compañeros, que han decidido a favor de los argumentos del fiscal. Trato
de escapar a esos ojos que tanto me recuerdan a mi madre y que no hacen
más que mirarme dulcemente. Intento olvidar todas las respuestas
coherentes que ha dado a lo largo de estos días y que han dado tantas
vueltas en mi cabeza. Intento no pensar cuál fue el criterio que
tuvieron para seleccionarme como jurado de este caso. Cierro los ojos en
un acto de cobardía, no quiero verla más porque no podría resistir el
recuerdo de su mirada cuando pronuncie mi última palabra: “Culpable”.</span></div>Ana Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05722935307585110553noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-9096027714145458263.post-17759166035882235762012-05-17T14:59:00.001-07:002015-01-30T06:34:53.487-08:00LA MANO DERECHA<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi_lvZvWKyPnZGMiNa78X3A40_xY-M2RziAOlBGu-tXTWz1VBSxYnr3S-c3N3Q3PD122hmxCheXsgF3nkX97mkbuiN7ZnrtQCfvooXUnIH9EsoFM4HOZeihL1yfkL7MT0TVFRqAd72h_s4/s1600/m%C3%A1scara.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi_lvZvWKyPnZGMiNa78X3A40_xY-M2RziAOlBGu-tXTWz1VBSxYnr3S-c3N3Q3PD122hmxCheXsgF3nkX97mkbuiN7ZnrtQCfvooXUnIH9EsoFM4HOZeihL1yfkL7MT0TVFRqAd72h_s4/s200/m%C3%A1scara.jpg" width="200" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 12pt;">
<span style="font-size: small;"><strong><span style="color: black; font-family: Arial;"></span></strong></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm .0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: black; font-family: Arial; font-size: small;">El
señor Aguado, director general de los grandes almacenes “Mundo
elegante”, esperaba en su despacho la llegada de los candidatos al
puesto de gerente de compras y ventas para entrevistarles. Su
secretaria, la señorita Márquez, había llamado horas antes a la puerta
de su despacho y le había entregado un dossier con los currículos de
los candidatos que habían superado las pruebas de selección,
rigurosamente ordenados por orden alfabético. Un total de cuatro
personas, un hombre y tres mujeres componían la lista. El señor Aguado
examinó sus referencias con detenimiento, aunque ya sabía de antemano
cual sería su elección.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div style="margin: 0cm 0cm .0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: black; font-family: Arial; font-size: small;">Realizó
las entrevistas. Cualquiera de las tres mujeres hubiera podido
desarrollar el trabajo perfectamente pero el señor Aguado se fiaba más
de los hombres y se decantó por Don Álvaro Espinosa, un joven licenciado
en comercio y negocio que, a pesar de su desconcertante aspecto y a
pesar de tener menos experiencia que las candidatas, le daba mayor
confianza para el puesto. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div style="margin: 0cm 0cm .0001pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
<span style="color: black; font-family: Arial; font-size: small;">Don
Álvaro Espinosa comenzó esa misma semana a desempeñar su trabajo en
“Mundo elegante” y en unos meses se había convertido en una pieza
fundamental para la empresa. Las decisiones que tomó y las estrategias
de marketing adoptadas hicieron que la compañía aumentara sus ingresos
un 13% el primer trimestre. Aquellas cifras asombraron al señor Aguado y
le permitieron reafirmar su elección ante la junta de socios que, al
principio, habían dudado de su decisión. Estaba claro que la escasa
estatura de Don Álvaro, su pelo lacio, los trajes amplios que vestía, no
se correspondían con la imagen de gerente de “Mundo elegante” pero los
ingresos que había proporcionado a la empresa desde su llegada hicieron
que su aspecto dejara de tener importancia. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div style="margin: 0cm 0cm .0001pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
<span style="color: black; font-family: Arial; font-size: small;">No
hizo falta ni un año para que Don Alvaro Espinosa pasara a formar parte
de la directiva de “Mundo elegante”. Cualquier decisión pasaba siempre
por sus manos. Sin duda alguna era la mano derecha del señor Aguado y
todos apuntaban a que sería su sucesor en la empresa.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div style="margin: 0cm 0cm .0001pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
<span style="color: black; font-family: Arial; font-size: small;">Una
mañana, cuando Álvaro y el señor Aguado discutían en su despacho unas
decisiones importantes sobre ampliación de mercados, irrumpió en la sala
un hombre algo agitado que, perseguido por la señorita Márquez,
insistía que su mujer estaba allí. Al verlo entrar Álvaro y el Señor
Aguado se levantaron sobresaltados. El hombre, a su vez, se quedó
mirando a don Álvaro, como hacían todos los que le veían por primera
vez.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div style="margin: 0cm 0cm .0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: black; font-family: Arial; font-size: small;">
— Disculpe, Señor Aguado, no he podido hacer nada para retenerlo.
Insistía en que su mujer estaba trabajando en este despacho — dijo la
señorita Márquez algo avergonzada por no haber sabido controlar la
situación.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div style="margin: 0cm 0cm .0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: black; font-family: Arial; font-size: small;">— Pues como ve, señor...</span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm .0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: black; font-family: Arial; font-size: small;"> — Segura....</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div style="margin: 0cm 0cm .0001pt 36pt; text-align: justify;">
<span style="color: black; font-family: Arial; font-size: small;">—
señor Segura, aquí no hay ninguna mujer — Dijo el señor Aguado echando
un vistazo a su alrededor — Si nos disculpa, estamos en una reunión muy
importante y nos gustaría proseguir con ella.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div style="margin: 0cm 0cm .0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: black; font-family: Arial; font-size: small;">El
señor Segura no consiguió apartar la vista de Álvaro pero, antes de que
pudiera decir nada, fue el mismo Álvaro el que rompió el silencio.</span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm .0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div style="margin: 0cm 0cm .0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: black; font-family: Arial; font-size: small;">— Luego hablamos en casa, Roberto.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div style="margin: 0cm 0cm .0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: black; font-family: Arial; font-size: small;">El
señor Aguado se quedó perplejo ante aquella contestación. Miró
fíjamente a Álvaro y, por primera vez, pudo ver cómo un pequeño mechón
rubio asomaba por debajo de su lacio pelo negro.</span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>Ana Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05722935307585110553noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-9096027714145458263.post-10350818190845525812012-04-25T13:45:00.001-07:002015-01-30T06:34:53.466-08:00HOTEL ENCANTADO<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgIqU22AigatSSh3f-dnV3y6we_2EOs8GILi9Jjdng1nLehesTIDHoF1EUjDhGyKHyAiiwG876iR-NDuP42sOe_FIpUtS_ouY91TPTjlv05qlBwhBONwmoOacHe6PUUVOEov3RmgGa6tC8/s1600/pasillo_hotel.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgIqU22AigatSSh3f-dnV3y6we_2EOs8GILi9Jjdng1nLehesTIDHoF1EUjDhGyKHyAiiwG876iR-NDuP42sOe_FIpUtS_ouY91TPTjlv05qlBwhBONwmoOacHe6PUUVOEov3RmgGa6tC8/s200/pasillo_hotel.jpg" width="195" /></a></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;">Lucas
Gómez recorrió una vez más los pasillos de Hotel Mar.Todavía era capaz
de recordar cómo jugaba en ellos cuando era un niño. Podría decirse
que ese hotel había sido su verdadero hogar, la mayor parte de su vida
había transcurrido entre esas paredes, ya algo agrietadas por el paso
del tiempo. Como director del hotel era consciente de la situación
actual, aquel viejo edificio ya no era tan atractivo para el turismo, a
pesar de su privilegiado emplazamiento, y la reciente construcción de
un hotel en el mismo pueblo había sido el detonante definitivo para que
el negocio se fuera a pique.</span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"><br /></span></div>
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "Times New Roman"; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"> </span><br />
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;">La
mañana del 14 de Junio, Lucas se encerró en su despacho y observó la
pila de facturas impagadas que se amontonaban en la mesa. Al mirar la
fotografía de su padre, que tenía encima del escritorio,al lado del
teléfono, no pudo contener las lágrimas, se culpaba por no haber sido
capaz de mantener lo que con tanto sacrificio había construido su padre.
Cogió la foto, intentando refugiarse en su recuerdo y se le vino a la
cabeza una de las frases que siempre le decía. </span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: italic; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;">“Hijo, si quieres tener éxito, tienes que marcar la diferencia”</span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;">. </span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"><br /></span></div>
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"> </span><br />
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;">Esa
misma tarde reunió a sus empleados para comunicarles el cierre
definitivo de Hotel Mar, no podía seguir engañándolos. Cuando Lucas
finalizó su discurso, Eduardo, uno de los empleados más antiguos, rompió
el silencio.</span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"><br /></span></div>
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"> </span><br />
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;">-- Señor Gómez ¿Recuerda lo que le decía su padre? Eso de la diferencia... </span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"><br /></span></div>
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"> </span><br />
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;">-- Claro, Eduardo, pero no hay nada diferente que hacer, las cifras son claras, no podemos hacer frente a los gastos.</span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"><br /></span></div>
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"> </span><br />
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;">--
Bueno... se me había ocurrido...¿Qué le parece si decimos que el hotel
está embrujado ? Quizás podamos atraer así a la clientela.</span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"><br /></span></div>
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "Times New Roman"; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"> </span><br />
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 35pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;">A
Lucas, de entrada, la idea de embrujar el hotel le pareció
disparatada. Los lugares encantados no suelen atraer visitantes, más
bien todo lo contrario, pero vista la insistencia y el entusiasmo de
Eduardo accedió a tener una conversación en privado con él. Tras sus
explicaciones, el proyecto no le pareció tan descabellado. Cuando
salieron del despacho, Lucas convocó a los demás empleados para
comunicarles el nuevo plan y lo acogieron con bastante entusiasmo,
cualquier cosa antes que perder su trabajo.</span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 35pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"><br /></span></div>
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"> </span><br />
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;">Mientras
los empleados disfrutaban con sus nuevas tareas, haciendo desaparecer
objetos, apagando algunas luces de los pasillos por la noche o
generando extraños sonidos, los rumores sobre hotel encantado fueron
creciendo. Aquel nuevo escenario parecía agradar a los huéspedes que
afirmaban que esos pequeños sustos les hacía más amena su estancia.</span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "Times New Roman"; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"> </span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;">Todo
parecía ir según lo planeado en Hotel Mar hasta que el 15 de
septiembre llegó un huésped bastante peculiar. El Señor Peláez, un
reputado periodista de la zona, quería hacer un reportaje sobre los ya
famosos fantasmas del hotel. Cuando Lucas lo vio llegar, sintió pánico,
sabía que en realidad el Señor Peláez había venido a desvelar los
trucos que usaban los empleados para hacer pensar a la gente que el
hotel estaba embrujado. No obstante, le recibió educadamente y le
proporcionó una de las mejores habitaciones. Acto seguido, reunió a sus
empleados para alertarles de la presencia de Peláez y les pidió que
durante su estancia no realizaran ningun truco que pudiera ponerles en
evidencia.</span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"><br /></span></div>
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"> </span><br />
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 35pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;">Los
siguiente días transcurrieron con calma, el señor Peláez rastreó, sin
ningún éxito, todos los rincones del hotel en busca de cámaras,
sensores o algún otro artilugio que pudiera provocar los fenómenos que
los huéspedes describían. Peláez, no contento con el resultado,
prolongó su estancia esperando que alguno de los empleados cometiera un
error puesto que estaba convencido que alguno lo haría. El deseado
error llegó aquella misma noche cuando Peláez recorría silencioso los
pasillos del hotel. Encontró a un empleado manipulando uno de los
cuadros. Sacó su cámara para fotografiarlo y acto seguido las luces se
apagaron y se encendieron. A continuación el hombre desapareció del
pasillo. A Peláez le pareció un truco muy conseguido,sin embargo, no le
importó cómo había sido realizado, simplemente miró el visor de su
cámara y verificó que la imagen de aquel hombre se veía correctamente.</span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 35pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"><br /></span></div>
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"> </span><br />
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;">A
la mañana siguiente, Peláez imprimió la foto. Tenía la prueba que
tanto había deseado, ahora sólo le faltaba buscar al empleado y
entrevistarle, estaba seguro que con un poco de presión confesaría. Tras
un par de horas recorriendo el hotel sin rastro de ese hombre, el
señor Peláez decidió ir al despacho de Lucas para preguntarle.</span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"><br /></span></div>
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "Times New Roman"; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"> </span><br />
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"> -- Buenos días Señor Gómez, ¿puedo pasar?</span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"><br /></span></div>
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"> </span><br />
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 35pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"> -- Claro, Señor Peláez. ¿Qué le trae por aquí? ¿Tiene algún problema?</span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 35pt;">
<span style="font-size: small;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 35pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;">
-- Bueno, en realidad uno, señor Peláez. Anoche me pasó algo curioso,
mientras caminaba por uno de los pasillos del hotel, las luces se
apagaron.</span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 35pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"><br /></span></div>
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"> </span><br />
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 35pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"> - Eso no es ninguna novedad, Señor Peláez, ya sabe que este hotel está encantado, lo de las luces pasa muy amenudo.</span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 35pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"><br /></span></div>
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"> </span><br />
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 35pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"> - Ya, pero es que vi a una persona al otro lado del pasillo, a un empleado suyo.</span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 35pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"><br /></span></div>
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"> </span><br />
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 35pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;">- ¿Ah si? - dijo el señor Peláez con el temor de haber sido descubierto -- ¿ Se puede saber quien era ?</span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 35pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 35pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"> </span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 35pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"> - A eso vengo, a que me lo diga usted, conseguí sacarle una foto y me gustaría entrevistarle, no he logrado localizarlo.</span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 35pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"><br /></span></div>
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "Times New Roman"; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"> </span><br />
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-left: 36pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;">- ¿No había entrevistado ya a todos los empleados del hotel?.</span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-left: 36pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"><br /></span></div>
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"> </span><br />
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 35pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;">-
Venga, señor Gómez, usted sabe que este hotel no está encantado, es
todo una farsa para atraer a los clientes, dígame quien es ese
empleado. Está claro que estaba colocando algo detrás del cuadro.</span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 35pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"><br /></span></div>
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"> </span><br />
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 35pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;">Cuando
Lucas la vio no pudo contener un gesto de sorpresa pero se repuso
enseguida. Cogió el portarretratos que estaba junto al teléfono y se lo
mostró a Peláez. </span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 35pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"><br /></span></div>
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "Times New Roman"; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;"> </span><br />
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 35pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Arial; font-size: small; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline;">- Me temo que va a ser imposible entrevistarlo</span></div>Ana Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05722935307585110553noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-9096027714145458263.post-81667870159498386862012-03-22T15:30:00.001-07:002015-01-30T06:34:53.570-08:00EL REPORTERO DE NORTH WEST<span style="font-size: small;"><b></b></span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0EVaRcZ6bTj5NuPEdu9XWsxwQCQhMVIZd3GYtUa45bhWqUhIQ84HCNgVEZOCvewDMT168plshsf8wDMMzeDYF5P-oYAMGrqdcAVFPt7yXqgHfYFOkQC6p1rx34bV6xr8i2dKqdWPYoWM/s1600/pasillo2-2.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="150" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0EVaRcZ6bTj5NuPEdu9XWsxwQCQhMVIZd3GYtUa45bhWqUhIQ84HCNgVEZOCvewDMT168plshsf8wDMMzeDYF5P-oYAMGrqdcAVFPt7yXqgHfYFOkQC6p1rx34bV6xr8i2dKqdWPYoWM/s200/pasillo2-2.jpg" width="200" /></a></div>
<div style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: small;">Cuando
Nolan entró en la institución psiquiátrica de North West se mostró un
tanto nervioso. Había sido seleccionado para realizar un reportaje y era
una oportunidad que no podía desperdiciar. Convivir en el centro no
sería nada fácil pero lo consideraba algo necesario para entender el
funcionamiento de la institución y obtener información de primera mano
de alguno de los pacientes.</span></div>
<div style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: small;">El
primer día de Nolan en North West no fue demasiado esperanzador, ya le
habían hablado de lo duro que podría ser estar allí, pero no fue
consciente hasta aquel momento. En su interior, el edificio se reducía a
varias plantas de largos pasillos, siempre atestados, y de pabellones
dedicados a diversas actividades a las que nadie prestaba atención, casi
todos los pacientes parecían inmersos en mundos propios o bastante
alejados de la realidad. Las voces y el ruido eran una constante en
todas las salas y las pequeñas ventanas, perfectamente enrejadas,
producían una inquietante sensación de claustrofobia. El personal del
centro parecía controlar la situación aunque, en ocasiones, parecía
ajeno a lo que sucedía a su alrededor.</span></div>
<div style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: small;">Cuando
Marian, una de las enfermeras, le trajo un pantalón y una camisa
blanca, como la de los demás enfermos, le pareció una gran idea. “Qué
mejor que hacerse pasar por otro paciente para integrarse en el centro”.
La aceptó y se la puso de inmediato. </span></div>
<div style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: small;">Los
primeros días se dedicó a recorrer todas y cada una de las salas a
excepción de una zona que llamaban “la jaula”. Los pacientes más
problemáticos se encontraban allí y, aunque los mecanismos de seguridad
eran muy eficaces, se consideraba una zona bastante peligrosa. El acceso
a ese ala del hospital estaba totalmente prohibido, ni siquiera a él se
le dejó entrar. En varias ocasiones pidió una autorización y siempre le
fue denegada. Nolan siempre llevaba su grabadora en la mano e iba
documentando aquello que consideraba útil para su informe. Fue el
segundo día cuando se dio cuenta de que aquella tarea tampoco iba a ser
tan sencilla como parecía a priori. A algunos enfermos no les resultaba
cómoda su presencia, lo consideraban un elemento perturbador en su
rutina y más cuando Nolan apretaba el botón de su grabadora y se ponía a
hablar, sin parar, en voz alta. Nunca había sentido miedo hasta que
Martin le agredió, aunque la actuación eficaz del personal del centro
evitó que aquello pasara a mayores.</span></div>
<div style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: small;">Marian
fue un gran apoyo los primeros días. Sin duda alguna la más simpática y
considerada de todas las enfermeras. Todas las mañanas, cuando Nolan
pasaba por el control, ella le sonreía, incluso cuando parecía agotada
por una mala noche. También era la única que mostraba un poco de interés
por su reportaje, el resto del personal parecía verle como a uno más,
incluso a veces, él mismo se sentía tratado como cualquier otro enfermo.</span></div>
<div style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div style="line-height: 150%; margin-left: 88.8pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><span style="line-height: 150%;">-</span><span style="line-height: 150%;"> </span>¿Qué tal va el reportaje, Nolan?</span></div>
<div style="line-height: 150%; margin-left: 88.8pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">-Ya falta menos, Marian, dentro de poco ya no tendré que molestarte.</span></div>
<div style="line-height: 150%; margin-left: 88.8pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">-Ya sabes que tú no molestas, Nolan, puedes quedarte cuanto quieras, eres el invitado perfecto.</span></div>
<div style="line-height: 150%; margin-left: 88.8pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: small;">Aquella
mañana, Nolan dirigió sus pasos hacia el comedor. Esperaba encontrar a
alguien a quien entrevistar. Había puesto sus expectativas en la señora
Graham pero la señora Graham no estaba en su lugar preferido, frente a
la segunda ventana, y, por más que la buscó, no logró encontrarla.
Parecía que la deseada entrevista iba a tener que esperar. Se sentó,
dejó su grabadora sobre la mesa y se dedicó a observar al resto de
pacientes mientras buscaba otra persona a quien interrogar. Estaba tan
concentrado en la selección que no vio a Martin coger su grabadora y
empezar a imitarle en medio del comedor. Un miedo súbito le sobrecogió:
el trabajo de varios días estaba registrado en el aparato y no podía
perderlo, tenía que recuperar la grabadora como fuera. Fue hacia Martin
para quitársela de las manos pero Martin le esquivó. Lo intentó de nuevo
pero Martin logró escabullirse. Entonces agarró el brazo de Martin y
trató de alcanzar la grabadora pero Martin se defendió con un codazo,
forcejearon y la grabadora cayó al suelo y se hizo añicos.</span></div>
<div style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: small;">La
expresión de Nolan cambió, sus manos empezaron a temblar. Volvía a
tener esa sensación de pérdida de control. Vio cómo el personal del
hospital se movilizaba rápidamente hacia donde el estaba mientras el
pitido de una alarma atravesaba sus oídos. El ya conocía ese sonido,
alguien había activado el código de seguridad. Echó un vistazo de nuevo
hacia Martin pero, antes de que pudiera abalanzarse sobre él, lo
apresaron dos celadores de gran envergadura que le sujetaron mientras
Marian, su enfermera favorita, sin perder la sonrisa, le inyectaba algo
en el brazo. </span></div>
<div style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: small;">-Tranquilo,
Nolan, no pasa nada. Mañana te traeremos otra grabadora y podrás seguir
con tu reportaje. Ya lo verás, al final serás el mejor reportero del
mundo.</span></div>Ana Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05722935307585110553noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-9096027714145458263.post-2190424985072362492012-02-22T00:43:00.000-08:002015-01-30T06:34:53.497-08:00LA MALDICIÓN DE VIEJO ANDÉN<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXaPd9BG7nxqdTKVUjkxnfrbtZMM5lRNht1pJ2YjdkK5LnNmpWUn4gi2kmzgwDZDWXxsqawNkaVv4dkcDnUdIKxmsp8HoTKLVyHFGzstdVvg8RzLzOuWk8gkHdMCOZDoAdpG0acU2QLqA/s1600/futbol.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="160" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXaPd9BG7nxqdTKVUjkxnfrbtZMM5lRNht1pJ2YjdkK5LnNmpWUn4gi2kmzgwDZDWXxsqawNkaVv4dkcDnUdIKxmsp8HoTKLVyHFGzstdVvg8RzLzOuWk8gkHdMCOZDoAdpG0acU2QLqA/s200/futbol.jpg" width="200" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 150%;">-¿Cuánto
tiempo lleva ahí sentado?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 150%;">-Creemos que
desde que finalizó el partido.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 150%;">-¡¿El que se
disputó ayer?!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 150%;">- Sí, ese
mismo…</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 150%;">Era la primera vez que pisaba el estadio "Viejo
Andén" y también podía decirse que era la primera vez que pisaba un
estadio de fútbol. A mis veintisiete años nunca me había interesado por ese
deporte, exceptuando los tiempos en que ser futbolista formaba parte de la
simplicidad con la un niño de seis años ve el mundo. No podía compararlo con
otros, pero me pareció desmesurado para un pueblo tan modesto como parecía ser
Arroyo Blanco. Estaba claro que alguien había realizado una fuerte inversión en
él, parecía ser el antojo y el capricho de algún ricachón.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 150%;">Antonio López, de unos ochenta y cinco años, vecino de
Arroyo Blanco, permanecía sentado en la grada izquierda, como bien me habían
prevenido sus familiares, inmóvil, con la mirada fija en el césped del campo.
Mientras me acercaba a él, me dio tiempo a echar otro vistazo alrededor y pude
contemplar la grandiosidad del estadio. En tamaño, nada tenía que envidiar a
los de la capital. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 150%;">Me senté junto Antonio y, como era de esperar, ni se
inmutó. Seguía inmerso en su mundo sin afectarle lo que a su alrededor pasara,
aunque sus ojos se movían ligeramente, recorriendo el campo de una portería a
otra. Le observé durante cinco minutos hasta que decidí deshacer el silencio
que nos rodeaba.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 150%;">-Hola
Antonio -le saludé-, mi nombre es Alberto Castro, soy el nuevo médico de Arroyo
Blanco, me envía…</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 150%;">Antonio no me dejó acabar la frase, alzó el brazo
llevándose a la boca el dedo índice de su mano derecha para pedirme silencio.
Ignoré aquella petición y rompiéndolo de nuevo - era evidente que Antonio no
estaba tan mal como sus familiares habían descrito – seguí hablando.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 12pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 150%;">- ¿Por qué
está usted aquí todavía?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 12pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 150%;">Antonio
cambió la postura para dirigirme una mirada y dedicarme sus primeras palabras.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 150%;"> - Tu no lo entiendes, chico, ni siquiera eres
de aquí.</span><br />
</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 150%;">La voz de
Antonio sonó triste, tan triste como las voces de otros vecinos de Arroyo
Blanco que habían depositado una vez más sus esperanzas en un partido de
fútbol. El equipo local, "los Cobra", habían perdido de nuevo, ya
sumaban ocho derrotas consecutivas y, de seguir así un par de jornadas más, el
descenso estaba asegurado.</span><br />
</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 150%;">Miré a
Antonio sin saber muy bien qué decir porque, en aquel momento, ni si quiera
estaba seguro de que eso formara parte de mi trabajo como médico del pueblo y
lo único que pude afirmar fue lo que él había dicho, que no, que no lo
entendía. Pero escucharía gustosamente una explicación.</span><br />
</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 150%;">La respuesta
debió de convencer a Antonio porque le sacó de su trance y, acto seguido, me
contó lo siguiente:<br />
<br />
-¿Ves este estadio, hijo? Fue construido hace sesenta años. Por estos terrenos antes
pasaban las vías del tren que llevaban a la capital. Estas vías estuvieron
funcionando muchos años, hasta que un día, desgraciadamente, un accidente se
cobró la vida de veinte personas, la mayoría habitantes de Arroyo Blanco.
Dijeron que el causante de ese accidente fue el mal estado de las vías, así que
esa fue la última vez que un tren pudo circular por ellas. En memoria de las
víctimas, se cercó el terreno y se levantó un pequeño monumento para
recordarlas. Pero unos años más tarde, volvió al pueblo Rogelio, el hijo del
alcalde, que había hecho una fortuna en Perú y que quería hacer algo para
obsequiar al pueblo por el buen trato a su familia, aunque más bien lo hacía
para que siempre fuera recordado. Se le ocurrió la idea del estadio. Y tuvo que
hacerlo aquí, precisamente, porque esta es la única zona llana del pueblo que tiene
las dimensiones adecuadas. De primeras protestamos e intentamos impedir su
construcción por respeto a las víctimas, pero el dinero que nos dio, la idea de
tener nuestro propio equipo local y una distracción en el pueblo, añadida a las
primeras victorias del equipo, hizo que todos los habitantes de Arroyo Blanco
nos olvidásemos por completo de los difuntos. La alegría nos duró bien poco.
Porque ese equipo ganador, comprado a golpe de talonario, que tantas alegrías
nos había prometido, cada vez que jugaba en "Viejo Andén" parecía
perder toda su magia y la derrota estaba asegurada. "Los Cobra" son
el cuarto equipo que se atreve a jugar aquí y van por el mismo camino que los
demás, el descenso. Está claro que “ellos” quieren que les dejemos tranquilos.</span><br />
</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 150%;">Cuando
Antonio pronunció la palabra “ellos” miró de nuevo al campo. Estaba claro que
se refería a las personas que fallecieron en el accidente. Lo dijo con tanta
seguridad que, a pesar de no creer en este tipo de fenómenos, me hizo mirar fijamente
al centro del campo y, por un momento, cuestionarme mis creencias.</span><br />
</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 150%;">Nunca podré
olvidar aquella conversación con Antonio. La presunta maldición de la que me
habló, cierta o no, había alcanzado ya a cuatro clubes en el estadio
"Viejo Andén", incluidos "Los Cobra", que descendieron esa
misma temporada. De esto hace ya diez años pero hoy la alegría colectiva nos
dice que puede ser un gran día para Arroyo Blanco. Los Rojos han elegido,
contra todo pronóstico, el estadio de "Viejo Andén" como sede para jugar.
El pueblo vuelve a tener equipo. Esta noche, las luces del "Viejo
Andén" volverán a brillar con la misma fuerza e ilusión de antaño, los
vecinos se vestirán de rojo y bajarán al estadio, incluido yo, haciéndonos la
misma pregunta: ¿serán capaces Los Rojos de acabar con la maldición?</span><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"></span></div>Ana Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05722935307585110553noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9096027714145458263.post-17846413240667584512012-02-01T13:35:00.000-08:002015-01-30T06:34:53.492-08:00SIETE AÑOS DE MALA SUERTE<div class="forum_post_text">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg9YAH5QiZzGt0YbRJiFsVsytXPdW0HxZuFCikQBs2kud77CMA83HkGt_6l4LlsRqYKN-W8nLmdG09AHF4toiAW_IuYBA-sQN6KdBIA2CfjH8itz1dEyxDAwIg2goz9PNwlYgQvpuuc78w/s1600/espejo_roto.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg9YAH5QiZzGt0YbRJiFsVsytXPdW0HxZuFCikQBs2kud77CMA83HkGt_6l4LlsRqYKN-W8nLmdG09AHF4toiAW_IuYBA-sQN6KdBIA2CfjH8itz1dEyxDAwIg2goz9PNwlYgQvpuuc78w/s200/espejo_roto.jpg" width="184" /></a></div>
<span style="font-size: small;"><b></b></span><br />
Siempre me consideré una chica con suerte, con más de la que una pudiera desear. Estaba acostumbrada a escuchar la frase “qué suerte tienes, Clara” aunque también, cuando alguna amiga se enfadaba conmigo, escuchaba “la suerte acaba cambiando, ¿sabes?”. Nunca me consideré una persona supersticiosa, tampoco tenía por qué serlo porque incluso los viernes trece durante toda mi vida la suerte siempre me había acompañado.</div>
<div class="forum_post_text">
<br />
También la suerte me acompañó el día que conocí a Manuel, el chico más guapo de todo el campamento de verano. Y supongo que la suerte tuvo algo que ver en todo esto porque, justo el día en que lo conocí, su novia, una de las muchas que había tenido, le acababa de dejar. Manuel y yo comenzamos ese mismo verano a salir juntos, el día que me pidió salir trajo entre sus manos un pequeño espejo y me lo regaló acompañado de unas palabras que aún no he podido olvidar: “para que cuando te mires en él, recuerdes lo mucho que te quiero”. Y, justo cuando pronunciaba esas palabras, dejó el espejo sobre mis manos con tan mala suerte (sí, eso mismo he dicho) que el espejo se rompió.</div>
<div class="forum_post_text">
<br />
Manuel, al ver el espejo roto, me preguntó “¿No serás supersticiosa, no?, porque tengo entendido que esto son siete años de mala suerte”. “¿Supersticiosa, yo?, vamos, hombre, si soy la chica con mas suerte del mundo”, le dije con una amplia sonrisa. El me la devolvió acompañado de un tímido “si tu lo dices…”<br />
<br />
Supersticiosa o no, desde aquel día las cosas más insólitas comenzaron a sucederme. Si necesitaba un taxi no aparecía ninguno, si cogía el paraguas no llovía pero si decidía dejarlo en casa la lluvia aparecía de inmediato. Que tenía que entregar un trabajo, anotaba mal la fecha. Que tenía una cita importante, no llegaba a tiempo. Que tenía que causar buena impresión, ya me encargaba de hacer algo para estropear el momento. Lo único bueno de todas aquellas situaciones era que Manuel estaba siempre allí, cerca de aquellos sucesos, para ayudarme o intentar consolarme, así que al fin y al cabo tampoco podía quejarme porque algo bueno seguía teniendo en mi vida.</div>
<div class="forum_post_text">
<br />
Así pasé más de seis años, acordándome de aquel espejo roto que aún guardaba con mucho cariño porque a pesar de todo, me recordaba la frase de Manuel y nuestro primer día juntos. No voy a negar que durante el séptimo año iba tachando los días del calendario para comprobar si pasado el fatídico día era capaz de recuperar la suerte. </div>
<div class="forum_post_text">
<br />
Y como todo en esta vida acaba llegando, también la hoja del 15 de Julio apareció en mi calendario, con un gran alivio por mi parte. Manuel me llamó, cenaríamos juntos como acostumbrábamos a hacer en nuestro aniversario, pero también me dijo que tenía un regalo especial para mí. </div>
<div class="forum_post_text">
<br />
No puedo ocultaros la felicidad que sentí esa tarde, porque seguía saliendo con Manuel y porque quizás mi racha de mala suerte finalizara esa misma noche. Y así, me puse mi mejor vestido y me dirigí hacia el restaurante rompiéndome, -algo tenía que suceder-, uno de mis tacones.</div>
<div class="forum_post_text">
<br />
Manuel me esperaba en la puerta, puntual, y nada más verme, me alargó una pequeña cajita, envuelta con su lacito rojo, a la par que me decía. “Han pasado siete años, ya es hora de que sustituyas el otro”. Cuando abrió la caja, encontré otro espejo, y tengo que confesar que sentí pánico al verlo, no quería volver a tener un espejo cerca, no hoy que presuntamente acabaría mi mala suerte. No me dio tiempo a rechazarlo porque el lo deslizó sobre mi mano, aunque esta vez, preocupada por que se volviera a caer, no le miré a los ojos, centré toda mi atención en ese torpe gesto y me di cuenta de que era premeditado. El espejo, cayó al suelo rompiéndose, como la primera vez.</div>
<div class="forum_post_text">
<br />
Le miré furiosa, él sabía que tenía que estarlo. Mientras el espejo era atraído por la fuerza de gravedad hacia el suelo, no voy a decir que por mi mente pasaron todos los momentos de mala suerte, pero sí unos cuantos, los suficientes hasta retroceder al mismo día en que salí con Manuel y a una escena similar a la actual.</div>
<div class="forum_post_text">
<br />
Manuel más que nunca fue consciente de la situación. Sabía que había sido descubierto y también sabía que ahora yo tendría que decidir, como lo hicieron sus otras novias, entre recuperar la suerte en mi vida o vivirla, tal cual, junto a él.</div>Ana Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05722935307585110553noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9096027714145458263.post-81683864954463987612012-01-10T13:25:00.000-08:002015-01-30T06:34:53.574-08:00EL AMOR EN CLAVE DE BIT<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhInUsyJ6mEja4pWtRyZV7fUGVQjG8jpcnwLr_SineyipjLcRV03uLwyfQxiDOlrUa3lyTv7CuFmHbEI18-b-MrMaDnjhINHBHSuI6ETBM_2_uG1FRPqyysYTcsZuv7wb19Tw_hK-aBstA/s1600/amor_internet_03.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhInUsyJ6mEja4pWtRyZV7fUGVQjG8jpcnwLr_SineyipjLcRV03uLwyfQxiDOlrUa3lyTv7CuFmHbEI18-b-MrMaDnjhINHBHSuI6ETBM_2_uG1FRPqyysYTcsZuv7wb19Tw_hK-aBstA/s200/amor_internet_03.jpg" width="163" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 10pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: medium;"><em><span style="color: #181818; font-family: Calibri; line-height: 150%;">Si
algo está claro es que las nuevas tecnologías acercan a las personas
que más distantes están y alejan a las que más cerca se encuentran.</span></em><span style="color: #181818; font-family: Calibri;"> </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 10pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: #181818; font-family: Calibri; font-size: medium; line-height: 150%;">Silvia
era consciente de ello, desde que había descubierto el chat en Internet
se pasaba horas a diario hablando con desconocidos, algunos no tanto
después de varios meses conversando con ellos, aunque nunca tuviera la
certeza de saber cuánta verdad había en lo que le contaban. A Silvia
aquello poco le importaba, ella ocupaba sus tardes solitarias sentada
delante del ordenador y, a veces, incluso, se permitía el lujo de poder
ser una persona totalmente diferente, porque ella, en contra de su
principio de sinceridad, también jugaba de vez en cuando a ser quien no
era y aquello le producía cierto bienestar. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 10pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: #181818; font-family: Calibri; font-size: medium; line-height: 150%;">Cuando
conoció a Lucas, o a la persona que se hacía llamar Lucas en el IRC,
algo cambió. Desde el primer momento sitió una conexión bastante
especial con él y, por lo que parecía, Lucas también debía de sentirla
porque allí estaba, puntualmente conectado todos los días a las siete de
la tarde, esperándola. Pasaron meses intercambiando opiniones y
compartiendo sus vidas. Casi todos sus gustos coincidían, incluso alguna
de sus manías como la de tomar siempre el café solo, en vaso mediano y
con dos azucarillos. A diferencia de lo que uno pudiera pensar, el virus
del amor se fue transmitiendo bit a bit y llegó directo al corazón de
Silvia.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 10pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: #181818; font-family: Calibri; font-size: medium;"> </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 10pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: #181818; font-family: Calibri; font-size: medium; line-height: 150%;">Aquella
relación era perfecta, o por lo menos así lo sentía ella que, tras su
jornada de trabajo, deseaba llegar a casa para hablar con Lucas, sin
hacer caso a sus amigos que no consideraban aquella relación algo sano
puesto que la estaba alejando bastante de mundo que ellos consideraban
real. Pero a pesar de toda aquella perfección, el primer dilema de
Silvia llegó el día en que Lucas le mandó una fotografía suya y le pidió
que hiciera lo mismo para poderla conocer físicamente. Silvia había
intentado retrasar aquel momento en varias ocasiones, porque pensaba que
aquel intercambio de instantáneas podría acabar con aquellas tardes
mágicas y, total, la probabilidad que tenían de encontrarse o de verse,
tal cual transcurrían sus vidas, era nula.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 10pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: #181818; font-family: Calibri; font-size: medium; line-height: 150%;">Aquella
tarde Silvia se miró al espejo varias veces, se examinó de arriba abajo
y no le gustó lo que vio, imposible enviárselo a Lucas y menos ahora
que ella había visto su foto. Su imagen había mejorado con creces el
Lucas perfecto que ya ocupaba su mente y, por primera vez en su
relación, Silvia prefirió incurrir a un pequeño engaño y buscó una foto
de su mejor amiga Marta, a la cual consideraba bastante guapa, para
enviársela. A fin de cuentas, ¿llegarían a conocerse algún día? La
distancia que los separaba y las probabilidades de encontrarse eran
bastante pequeñas y, aunque estaba enamorada de él, a Silvia aún le
quedaba un poquito de sentido común y era consciente de que aquella
relación no tendría futuro.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 10pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: #181818; font-family: Calibri; font-size: medium;"> </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 10pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: #181818; font-family: Calibri; font-size: medium; line-height: 150%;">Aquella
fotografía le costó a Silvia varias conversaciones escuchando lo guapa
que era. Bueno, lo guapa que era Marta. Según avanzaban los días, el
malestar por haber mentido a Lucas sobre su aspecto físico se
incrementaba y el día en que decidió decirle la verdad sobre la foto fue
demasiado tarde. Ese día Lucas le comunicó que iría a su ciudad, por
cuestiones de trabajo, a pasar una semana, y que podrían quedar a tomar
un café a la misma hora en que se sentaban delante de sus ordenadores
para iniciar la charla diaria.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 10pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: #181818; font-family: Calibri; font-size: medium;"> </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 10pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: #181818; font-family: Calibri; font-size: medium; line-height: 150%;">Desde
luego, si alguien podía hacer algo así por Silvia, no podía ser otra
que su mejor amiga que, compadeciéndola, decidió hacerse pasar por ella
en la cita, al fin y al cabo habían estado toda la vida juntas y conocía
a Silvia tanto como sí de su hermana se tratara. Obviamente, Silvia
eligió el Café Central, del que tanto había hablado a Lucas, y puso al
día a Marta de las últimas novedades de su amigo. Se citaron en la
puerta principal del café a las siete de la tarde.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 10pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: #181818; font-family: Calibri; font-size: medium; line-height: 150%;">Silvia
entró en la cafetería y eligió su sitio como quien va a ver un
espectáculo. Se encontraba nerviosa y no sabía muy bien cómo iba a salir
de aquel jaleo. Pidió su café, solo, en vaso mediano y con dos
azucarillos, y esperó a que Marta entrara con el hombre de su vida.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 10pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: #181818; font-family: Calibri; font-size: medium; line-height: 150%;">Cuando
los vio aparecer a los dos juntos, irónicamente, pensó que hacían buena
pareja, aunque obviamente era a ella a quien le hubiera gustado estar
allí pero, su cobardía la había relegado a aquel puesto de espectador.
Se sentaron tres mesas hacia su derecha, lo suficiente para que Silvia
pudiera ver de frente a Lucas. Marta pidió su café solo, en vaso mediano
y con dos azucarillos imitando los gustos de Silvia pero Lucas pidió
simplemente un descafeinado en taza y aquel pequeño detalle llamó la
atención de Silvia. Los dos se reían, parecían que se lo pasaban
estupendamente, eso probaba que Marta debía de estar haciendo bien el
papel de Silvia porque Lucas no parecía extrañarse por nada. Pasada
media hora, consciente de lo absurdo que era ser espectadora de su
propia cita, Silvia se dio cuenta de que alguien la miraba. Un hombre
atractivo, no tanto como Lucas, estaba sentado dos mesas a su izquierda y
cruzaba las manos sobre un vaso mediano y los restos de papel de dos
azucarillos, iguales a los que había en el platillo de su café. Por
primera vez aquella tarde, Silvia esbozó una sonrisa, se levantó
lentamente de su asiento y se acercó a aquel hombre.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 1cm;">
<span style="color: #181818; font-family: Calibri; font-size: medium;">—Hola, soy Silvia Martínez, ¿te importa que me tome el café contigo?</span></div>Ana Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05722935307585110553noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-9096027714145458263.post-76112578001109789612011-11-16T14:22:00.001-08:002015-01-30T06:34:53.565-08:00EL SUPERVIVIENTE<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiiwEL0aOxN-oh3xXxo2CFs04Omy0PVtftRwCtGPPjWDeBOsPtjnGAp9BFqUX7o4UGM6b2AePlgWZFAF77reIfMLMQuNieNvn212SzXPzR7mQ24f1gn8v03skmrCip5vMcM-ASv6-QDT5k/s1600/bosque.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiiwEL0aOxN-oh3xXxo2CFs04Omy0PVtftRwCtGPPjWDeBOsPtjnGAp9BFqUX7o4UGM6b2AePlgWZFAF77reIfMLMQuNieNvn212SzXPzR7mQ24f1gn8v03skmrCip5vMcM-ASv6-QDT5k/s1600/bosque.jpg" /></a></div>
<div style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Vuelve a ser
de día, el sol comienza a quemar mi piel y me doy cuenta de que hoy va a ser
una jornada calurosa. Me dirijo sigilosamente hacia el pequeño río que encontré
hace unas horas, cualquier ruido podría ponerme en peligro. El agua me resulta
fresca y agradable. Limpio los restos de sangre que recorren mi brazo izquierdo
y verifico que está cicatrizando correctamente. La <i>Organización</i> no ha
dado ninguna información, todo sigue igual que ayer, eso significa que somos
tres supervivientes y sólo uno podrá ganar el juego y conservar su vida. Cuando
me eligieron, no esperaba llegar a este punto, supuse que caería en el primer
combate y lo único que me preocupaba era no sufrir demasiado. Ahora creo en mis
posibilidades, confío en salir con vida de este juego, de esta isla donde he
sido destinada. La única información que recibo del exterior es el recuento de
concursantes en forma de pequeñas explosiones que dejan un rastro efímero de
humo en el cielo. No tengo ninguna estrategia, creo que no sería posible
tenerla, habría que estudiar muchas variables y mi poca fuerza ya no me permite
casi planteármelas. Mi principal objetivo es conseguir algo de comida, aun
teniendo la suerte de no ser encontrada por los otros concursantes podría morir
si no me alimento pronto. </div>
<div style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
La <i>Organización</i>,
antes de dejarme en la isla, me proporcionó una mochila con algunas
herramientas. Sabían que manejaba bien el cuchillo, siempre estudian antes a
sus victimas y les proporcionan algo que les pueda ser útil, algo con lo que
aumente su probabilidad de supervivencia en el escenario que han creado. No
sería divertido para ellos que sus concursantes muriesen sin presentar ninguna
lucha. Reviso las trampas que hice con el resto de los utensilios que me
facilitaron, pienso que, con un poco de suerte, algún conejo habrá quedado
atrapado y eso será suficiente para mantenerme un par de días en la isla,
aunque parece que la fortuna no está de mi parte, por lo menos no hoy, porque
las trampas parecen seguir vacías.</div>
<div style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Me acerco un
poco más, quiero comprobar que todas ellas sigan correctamente instaladas y que
no hayan saltado a consecuencia de alguna rama desplazada por el viento. Me
sorprendo, una de ellas está abierta y no parece que sea accidentalmente, todo
lo contrario, está rajada a conciencia, como si alguien la hubiera descubierto
y se hubiera apropiado de su presa. Unos cuatro centímetros a la derecha me
percato de una pisada, parece muy reciente. Mis músculos se tensan, todo el
miedo general que he sentido hasta ahora se condensa en la figura que asoma detrás de los árboles y,
por acto reflejo, levanto la mochila para protegerme la cabeza, una flecha se
clava en ella. Aprovecho el subidón de adrenalina para lanzar mi cuchillo en
dirección a aquella silueta y, apenas pasa un segundo, oigo el grito del
concursante mientras veo cómo rápidamente se desploma. Me tiemblan las manos,
no es la primera persona a la que mato en este juego, nunca podré acostumbrarme
a ello aunque el motivo sea la supervivencia. Mientras recupero mi cuchillo,
nos recuerdan que ya sólo quedamos dos.<br />
</div>
<div style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Llegados a
este punto del juego, la <i>Organización</i> siempre reduce el escenario para
provocar el encuentro directo de los concursantes. Así, podrán disfrutar del
último duelo lo antes posible. Nos conducen mediante una nueva señal de humo
hacia un punto donde dará lugar el combate final. Muchas son las ideas que se
me pasan por la cabeza mientras camino hacia ese claro, ¿Y si después de todo
este sufrimiento no lo consigo? Imagino que mi adversario sentirá algo parecido,
él también querrá vivir. Voy tan absorta en mis pensamientos que he bajado la
guardia. Una explosión bastante cercana hace que me eleve medio metro y caiga
bruscamente en el suelo. Por suerte, puedo moverme y lo hago mientras el
zumbido del oído derecho disminuye lentamente. Granadas, pienso, esa es su
arma, pero afortunadamente ha fallado. Cuando intento incorporarme, una bota
aparece en mi campo de visión y de nuevo, instintivamente, hago un movimiento
que me permite reducir a mi adversario dejándolo debajo de mi cuerpo con el
cuchillo afilado apuntando a su garganta. Lleva un pasamontañas puesto y tan
sólo puedo ver sus ojos, parece joven, demasiado joven para haber sido elegido
por la<i> Organización, </i>pero no me extrañaría nada, esos despreciables
seres pueden llegar a ser muy crueles. Por alguna extraña razón su mirada
suplicante me resulta familiar y eso me lleva a quitarle la tela que
cubre su cabeza. Vuelvo a mirarle a los ojos, veo el pánico en su rostro,
él también puede verlo en el mío. Suena un disparo en el aire, la <i>Organización</i>
quiere que remate la faena, ya imagino a todos esos desalmados, sentados en sus
butacas, disfrutando de la escena a la vez que gritan eufóricos,
"¡Decídete ya!, ¡Mátalo de una vez!, ¿A qué esperas?". Pero
esta vez es diferente, no puedo hacerlo. Decido dejar caer el cuchillo a un
lado, consciente de la consecuencia que eso tiene, y me siento junto al chico
de 15 años cuya respiración parece tranquilizarse. Pienso en lo cerca que he
estado de conseguirlo y me convenzo de que la decisión es la acertada, hay
cosas que superan el instinto de supervivencia. Cierro los ojos y, aunque
sé que no sirve de nada, rezo mientras siento el frío metal atravesando mi
cuerpo. Las últimas palabras que puedo escuchar son “Gracias, hermana”.<br />
<br />
<span style="font-size: x-small;">(</span><span style="font-size: x-small;"><i>Basado en el libro "los juegos del hambre</i>") </span></div>Ana Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05722935307585110553noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-9096027714145458263.post-36225017954823091952011-11-03T15:15:00.000-07:002015-01-30T06:34:53.512-08:00TE ELEGIRÍA A TI<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjGTsYe-sm74JK-ghD6BNIBD2OUGuOdLIzU4tofIolHlT0Ru99sfOVgK5cDq2If2JJHOSlWHY7Od82HETD73LnvPFkbMHWd_yF9f1Jjm06LrXb12tOK6G9xcWlklf5qjNFBdnNqZDdGGCU/s1600/atrapado.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjGTsYe-sm74JK-ghD6BNIBD2OUGuOdLIzU4tofIolHlT0Ru99sfOVgK5cDq2If2JJHOSlWHY7Od82HETD73LnvPFkbMHWd_yF9f1Jjm06LrXb12tOK6G9xcWlklf5qjNFBdnNqZDdGGCU/s1600/atrapado.jpg" /></a></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;"><span style="font-size: small;"><strong><br />
</strong></span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;"><span style="font-size: small;">No sé dónde estoy. Creo estar encerrado en la oscuridad de algún sitio arropado por el silencio. A veces siento paz, sosiego y en ocasiones creo que me elevo por encima de mi cuerpo para expandirme, por momentos, indefinidamente hacia la nada. No sé cuantos días llevo así, perdido en mí mismo, sin saber realmente si existo o estoy atrapado en un mal sueño. Me pregunto si, a pesar de todo, en el tiempo que creo llevar aprisionado, alguien me busca. A veces, creo reconocer la voz de una mujer, suave pero enérgica, que con mucho cariño dice mi nombre, Sam, y el sonido se repite en mi mente, unas cuantas veces, las suficientes para pensar que todavía hay esperanza y que algún día recordaré cómo y por qué llegué a este lugar. </span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;"><span style="font-size: small;">Hoy he vuelto a escuchar esa voz, la de la mujer, pero esta vez no decía mi nombre. Joe, la voz decía Joe y, no sé por qué, de inmediato, la imagen de un niño de cuatro años sobre una bicicleta roja ha aparecido proyectada en mi memoria. Creo que es mi primer recuerdo desde que estoy aquí encerrado. El niño tiene una mirada sugerente y sonríe. Parece que quiere que le siga y mi recuerdo se extiende hasta coger otra bicicleta y acompañarlo. Río, los dos juntos reímos mientras pedaleamos a toda velocidad hasta que una voz vibrante hace que se desvanezca el bonito recuerdo. No sé por qué no puedo olvidar lo que esa voz ha dicho, “¿crees que se da cuenta?”, darse cuenta, de qué, me pregunto sin cesar, pero ¿es posible darse cuenta en este estado? </span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: small;">El silencio vuelve<strong> </strong>y me<strong> </strong>aferro a ese recuerdo, a ese niño sonriente de cuatro años. Quiero que aparezca de nuevo en mi mente para poder perseguirle, me concentro y me esfuerzo todo lo que puedo, no parece dar resultado. Joe, Joe, Joe… repito incansable invocando la imagen y, el pequeño niño, por arte de magia, se convierte en un chico de doce años que tiene un balón de fútbol entre las manos. “Pásame la pelota, Joe”, pienso en ese momento y el niño lo hace sin dudarlo. Miro la pelota, se ha convertido en una esfera cristalina en donde se refleja a otro Joe de pelo más oscuro presentándome a una bella joven, sí, creo reconocerla. Y así paso el día, recuperando de mi memoria imágenes perdidas. Joe está en todas ellas y acabo comprendiendo que es una persona importante en mi vida.</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: small;">Mientras me sumerjo en todos esos recuerdos intentando obtener la máxima información posible, vuelvo a oír de nuevo la suave pero enérgica voz de la mujer que parece iniciar una conversación.</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-left: 53.1pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: small;">-<span style="line-height: 150%;"> </span>Creo que será lo mejor</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-left: 88.5pt; text-align: justify;"><span style="font-size: small;">-<span style="line-height: 150%;"> </span>¿Estás segura, Julia?</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-left: 88.5pt; text-align: justify;"><span style="font-size: small;">-<span style="line-height: 150%;"> </span>No lo sé. ¿Y si puede oírnos? ¿Y si sabe lo nuestro?</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-left: 88.5pt; text-align: justify;"><span style="font-size: small;">-<span style="line-height: 150%;"> </span>No, no lo creo, Sam se fue hace mucho tiempo.</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-left: 88.5pt; text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: small;">El sonido de sus voces se amplifica en mis oídos. Las imágenes que he ido recordando se van ordenando progresivamente en mi memoria. Todo comienza a tener sentido. No me importa recordarme tumbado en el borde de una carretera. No me duele seguir aquí encerrado, en esa habitación con vistas a ningún lado. Lo que me duele es haber sido traicionado. Joe, mi mejor amigo, está ocupando mi sitio. Siento rabia, el dolor me abrasa y, con su calor, voy quemando las imágenes recuperadas, incluida esa en la que fue padrino de mi boda con Julia. Lucho inútilmente por apartarlo de mis recuerdos aunque soy consciente de que tengo perdida esa batalla, no puedo odiarlo eternamente. Mi fiel amigo Joe, el que siempre estuvo a mi lado, ahora parece continuar con mis pasos, los que yo debería de haber dado si no me hubiera atropellado aquel coche. Visualizo una imagen de ellos dos juntos, Julia y Joe, y la razón me lleva a la calma. Por primera vez en este sitio me siento libre. Quizás ahora ya esté preparado para marcharme. Mi mejor amigo cuidará de la persona que más he querido. Cierro los ojos y deseo que decidan desconectarme.</span></div>Ana Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05722935307585110553noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-9096027714145458263.post-87525629752506765942011-10-25T11:31:00.000-07:002015-01-30T06:34:53.583-08:00PASARÁ POR ALLÍ<!--[if gte mso 9]><xml> <w:WordDocument> <w:View>Normal</w:View> <w:Zoom>0</w:Zoom> <w:HyphenationZone>21</w:HyphenationZone> <w:PunctuationKerning/> <w:ValidateAgainstSchemas/> <w:SaveIfXMLInvalid>false</w:SaveIfXMLInvalid> <w:IgnoreMixedContent>false</w:IgnoreMixedContent> <w:AlwaysShowPlaceholderText>false</w:AlwaysShowPlaceholderText> <w:Compatibility> <w:BreakWrappedTables/> <w:SnapToGridInCell/> <w:WrapTextWithPunct/> <w:UseAsianBreakRules/> <w:DontGrowAutofit/> </w:Compatibility> <w:BrowserLevel>MicrosoftInternetExplorer4</w:BrowserLevel> </w:WordDocument> </xml><![endif]--><!--[if gte mso 9]><xml> <w:LatentStyles DefLockedState="false" LatentStyleCount="156"> </w:LatentStyles> </xml><![endif]--><!--[if gte mso 10]> <style>
/* Style Definitions */
table.MsoNormalTable
{mso-style-name:"Tabla normal";
mso-tstyle-rowband-size:0;
mso-tstyle-colband-size:0;
mso-style-noshow:yes;
mso-style-parent:"";
mso-padding-alt:0cm 5.4pt 0cm 5.4pt;
mso-para-margin:0cm;
mso-para-margin-bottom:.0001pt;
mso-pagination:widow-orphan;
font-size:10.0pt;
font-family:"Times New Roman";
mso-ansi-language:#0400;
mso-fareast-language:#0400;
mso-bidi-language:#0400;}
</style> <![endif]--> <br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhet_XM-zyyAQPCi94HSPYCibhFTdmmu4Bv4paWpX8m5pTjRXgJzjqPxVibZXVwzL7Pq6_tF4mJP3BNJ6QuQvKIGH_2Q3al2GIQWvF79qalHRd5BsPo01_G9kRtxneq0RqK68WdJ90VTiI/s1600/autopista.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhet_XM-zyyAQPCi94HSPYCibhFTdmmu4Bv4paWpX8m5pTjRXgJzjqPxVibZXVwzL7Pq6_tF4mJP3BNJ6QuQvKIGH_2Q3al2GIQWvF79qalHRd5BsPo01_G9kRtxneq0RqK68WdJ90VTiI/s1600/autopista.jpg" /></a></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"> Todo pueblo que se precie tiene, al menos, un edificio que capta nuestra atención sin que sepamos explicar por qué. Desde muy pequeño Marvin había tenido claro que, ese edificio, era la antigua biblioteca del pueblo con su alta torre. Todos los días, a la salida de la escuela, pasaba por delante de la puerta y, cuidadosamente, se asomaba por una de las ventanas que quedaban a su alcance. A pesar de no poder ver nada en su interior, por unos momentos imaginaba qué es lo que se conservaría de aquella antigua biblioteca y miraba siempre la puerta esperando algún día encontrarla abierta para poder explorar a su antojo aquel misterioso edificio. </div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"> Ese día tan esperado llegó en el duodécimo cumpleaños de Marvin. Cuando regresaba de la escuela se paró frente al edificio. Notó una pequeña ráfaga de aire recorrer su cuerpo e, instintivamente, se giró hacia la puerta. Siempre le había parecido enorme, aunque la diferencia con respecto a otros días no estaba en su tamaño, sino en su posición, estaba entreabierta. Marvin interpretó aquel hecho como una invitación a pasar. Se aseguró de que nadie le viera, aunque a esas horas, en invierno, los edificios quedaban recortados a la luz de las farolas y el silencio se imponía en las calles. Una vez dentro de aquella enigmática construcción, Marvin agradeció llevar en su mochila la pequeña linterna que le había regalado ese mismo día su madre. Iluminó con ella la habitación. El haz de luz recorrió las paredes de la diáfana sala hasta vislumbrar el comienzo de una escalera, sin dudarlo ni un momento se dirigió hacia ella. Marvin intuía un acceso a la torre. Siempre se había preguntado cómo se vería el pueblo desde esa altura, ningún otro edificio superaba a esta vieja torre. Cuando Marvin subió los setecientos escalones, el corazón le latía tan fuerte que era lo único que en aquel momento podía escuchar. Esperó a poder respirar con normalidad y se acercó a una de las almenas. De puntillas, observó su pueblo desde lo alto. Podía ver el tejado de la casa de su amigo Jim, un poco más lejos el de su amigo Jack y, así, fue identificando uno a uno todos los tejados de las casas de sus amigos. Al llegar al final del pueblo, donde ya no había más tejados que reconocer, se vio sorprendido por una línea recta, formada a base de luces en movimiento uniforme que iban y venían en ambos sentidos. A Marvin aquello le recordaba a una autopista, pero bien sabía que por Madison Creek nunca había pasado ninguna y tampoco tenían planificado hacerla. Se quedó allí, durante unos minutos, absorto en el vaivén de las luces.</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"> Una vez fuera del edificio, Marvin sintió curiosidad por ver de cerca lo mismo que había avistado desde la torre. Comenzó a callejear por el mismo recorrido que su vista había realizado desde las alturas. Al llegar al límite del pueblo, comprobó, que no había rastro de esas luces en movimiento y, ni mucho menos, rastro de una autopista. Agotado, se sentó en el suelo. Al apoyar sus manos, notó vibraciones similares a las que se podrían percibir si hubiera vehículos pasando cerca. Aquellas vibraciones disminuyeron su intensidad poco a poco y se convirtieron en pequeños golpecitos, como si de código morse se tratase. Marvin no pudo despegar las manos del suelo hasta que finalizaron todos y cada uno de ellos. Asustado, se apresuró a llegar a su casa. Nada más ver a su madre gritó “pasará por aquí”.</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"> En Madison Creek no se habla de otra cosa. Han iniciado unas obras al final del pueblo, todos se preguntan qué es lo que van a construir, todavía no hay noticia oficial de ello aunque Marvin sabe muy bien de qué se trata. La antigua biblioteca ha sido restaurada y, ahora, se puede subir libremente a la torre para contemplar las vistas que ésta ofrece. Hoy, Marvin, encara de nuevo los setecientos peldaños, una vez arriba, ya sin necesidad de empinarse, observa la autopista y sonríe, es consciente de que cuando finalicen las obras, ya no será el único en verla desde esa torre.</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><br />
</div>Ana Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05722935307585110553noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-9096027714145458263.post-40519584046278295652011-09-21T14:04:00.000-07:002015-01-30T06:34:53.523-08:00QUIERO VOLAR<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi3Rf8uxtxkejXcyssBckXvQDE9sy4UWb6PyhXpwUCYSZ0HyedQxA6ojQmWNegdNkR9lzY4AylHmh8wK8TjrUMWKqXUs_2WjYrP3Upg_sU687eJ1sLCLfgbVCPsJBzhXEE1YHjtf1Es9gM/s1600/gaviota.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi3Rf8uxtxkejXcyssBckXvQDE9sy4UWb6PyhXpwUCYSZ0HyedQxA6ojQmWNegdNkR9lzY4AylHmh8wK8TjrUMWKqXUs_2WjYrP3Upg_sU687eJ1sLCLfgbVCPsJBzhXEE1YHjtf1Es9gM/s200/gaviota.jpg" width="172" /></a></div><div class="MsoNormal"><span style="font-size: small;"><strong><br />
</strong></span></div><div class="MsoNormal"> </div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"> <span style="font-size: small;"><span style="margin: 0pt 0pt 0pt 40px;">Cuando</span> el señor Flint giró el pomo de la puerta oyó una voz que le decía: “<em>te</em> <em>echaré de menos</em>”. El señor Flint creyó reconocer aquella voz, apagada y triste, que parecía despedirle del mundo. Sin embargo, su vida no parecía acabarse en aquel momento, todo lo contrario, detrás de aquella puerta se escondía una radiante luz que lo guiaba hacia una habitación repleta de colores. De unos años a esta parte, la vida del señor Flint había transcurrido entre una escala de grises. Su mañana, blanca rota, se perlaba hasta llegar al medio día y después, siguiendo una suave transición, se convertía en gris plomizo. Nada tenía que decir su noche con respecto a esta escala de grises, un negro azabache le arropaba y, mientras descansaba, ese gris, se aclaraba para dar comienzo a un nuevo día. Atraído por aquellos nuevos colores, el señor Flint avanzó hasta el centro de la habitación, donde reinaba el silencio y, sin saber aún demasiado bien qué es lo que estaba haciendo en aquel espacio, se dejó caer en el suelo. </span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span style="font-size: small;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span style="font-size: small;"> <span style="margin: 0pt 0pt 0pt 40px;">El</span> señor Flint sólo era capaz de recordar su nombre, Edward, sin embargo, a pesar de esta circunstancia, parecía disfrutar de la tranquilidad de aquel lugar. Dejó que su visión se perdiera entre aquellos colores y, como si de un proyector se tratase, filmó, en una de las paredes, la suave sombra de una mujer. Al señor Flint le pareció reconocer en ella a alguien. Sentía que aquella figura, que en ocasiones parecía intentar atraparle, era alguien importante. Se quedó allí, simplemente mirándola, mientras los rayos luminosos seguían coloreando la habitación. Pasado un tiempo, la silueta dejó de intentar apresarlo y se fue difuminando hasta que despareció de su campo de visión. El señor Flint notó por primera vez en aquella sala cómo la tristeza recorría su cuerpo y, aunque no sabía muy bien por qué, intuía que algo se acaba de escapar.</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span style="font-size: small;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span style="font-size: small;"> <span style="margin: 0pt 0pt 0pt 40px;">El</span> señor Flint pasó un largo rato allí sentando, intentaba pensar en su vida, pero tan sólo seguía recordando su nombre. Tampoco le inquietaba estar allí estático, su mente se mantenía en calma como nunca antes lo había estado y eso no le desagradaba. El sonido de unos pasos le alertó de una presencia. Ya no estaba solo, aquella voz hueca confirmó su sospecha. El eco de la habitación hizo que escuchara su nombre varias veces. Se levantó y dirigió una mirada hacia el origen de la voz. Allí pudo ver a un hombre que, con su túnica blanca, destacaba entre todos los colores. </span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-left: 53.25pt; text-align: justify;"><span style="font-size: small;">-<span style="line-height: 150%;"></span>¿Señor Flint, se encuentra usted bien?</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-left: 53.25pt; text-align: justify;"><span style="font-size: small;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: small;">El señor Flint, a pesar de no seguir recordando nada, estaba seguro de que nunca se había encontrado tan bien como en aquel momento. Aquellos esperanzadores colores le hacían sentirse vivo.</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: small;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span style="font-size: small;"> -<span style="line-height: 150%;"> </span>Dígame Señor Flint, ¿Qué es lo que usted más desea en estos momentos?</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span style="font-size: small;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span style="font-size: small;"> Y casi de forma automática, el señor Flint respondió a esa pregunta con una contundente respuesta. </span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span style="font-size: small;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span style="font-size: small;"> - Quiero volar.</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span style="font-size: small;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span style="font-size: small;"> Aquel hombre se acercó al señor Flint y, dándole una palmadita en la espalda, le respondió:</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span style="font-size: small;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span style="font-size: small;"> -<span style="line-height: 150%;"> </span>¿A qué está usted esperando, Señor Flint? – a la par que le señalaba una de las ventanas de la habitación. </span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span style="font-size: small;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.25pt;"><span style="font-size: small;">El señor Flint, sin dudarlo ni un momento, se subió al alfeizar de la ventana, estiró los brazos y echó a volar. Mientras se alejaba de aquella ventana, quiso echar un último vistazo hacia atrás. A través de un cristal, pudo distinguir de nuevo la silueta de una mujer que, aferrada con fuerza al cuerpo de un hombre inerte, parecía vaciar su mirada siguiendo la trayectoria de una gaviota que se alejaba volando de aquella escena.</span></div>Ana Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05722935307585110553noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-9096027714145458263.post-60211194496143786532011-08-19T09:37:00.000-07:002015-01-30T06:34:53.538-08:00LLAMADAS PERDIDAS<div class="MsoNormal"><span style="font-size: small;"><b><br />
</b></span></div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiYoufXke-6eqYPR1pY8yJ4z008JlnAYL-jysir82f6jbYtkZ_k_jM7SUSCugcSpA8k3NHfzC8Jb9Es5hpXP9OsGmnzTRVma-KU3sYscBECl8a7oSMiJUo9tjB7ahnhVmlowxPCyWmMYT8/s1600/callcenter.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiYoufXke-6eqYPR1pY8yJ4z008JlnAYL-jysir82f6jbYtkZ_k_jM7SUSCugcSpA8k3NHfzC8Jb9Es5hpXP9OsGmnzTRVma-KU3sYscBECl8a7oSMiJUo9tjB7ahnhVmlowxPCyWmMYT8/s1600/callcenter.jpg" /></a></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: small;">Cuando mi amigo Marcos me dijo que iba a crear un centro de “llamadas perdidas” pensé que se había vuelto loco. El siempre había creído en la teoría de los universos paralelos y cada vez que veía una llamada perdida en mi móvil me decía <i>“Imagínate que hubieras llegado a tiempo para coger el teléfono</i>”. Luego me miraba con esa sonrisa que le caracterizaba y proseguía diciéndome <i>“… aunque quizás en otro universo lo hayas hecho y esa conversación esté grabada en un espacio-tiempo diferente al nuestro”</i>. Yo no creía demasiado en las realidades paralelas y mucho menos en la posibilidad de rescatar algo de éstas, pero mi amigo Marcos decidió desafiar todas las leyes del universo y construir ese centro de “llamadas perdidas”, un lugar donde se pudieran rescatar de otra dimensión las conversaciones que una persona hubiera mantenido en caso de atenderla.</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: small;">Nunca pensé que iba a precisar de los servicios de mi amigo Marcos, yo era de los que opinaba que si no había llegado a coger una llamada no me solucionaría nada conocer, pasado un tiempo, el mensaje que ésta pudiera contener. Desde luego, yo debía de ser una excepción puesto que el centro de “llamadas perdidas”, el LCC como Marcos lo había llamado, no paraba de aceptar solicitudes de personas que querían conocer la conversación, derivada de una llamada perdida, que hubieran podido tener.</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: small;">Fue la mañana del 14 de Julio cuando necesité la ayuda de Marcos en el LCC. En un sólo día había acumulado 20 llamadas perdidas de un número desconocido, el 555123456. No entendía cómo se las había apañado para pillarme fuera de cobertura, con el móvil en silencio o apagado. Decidí marcar yo mismo el número de teléfono para averiguar quien se escondía detrás de esas misteriosas llamadas y me llevé una gran sorpresa cuando la voz de un contestador automático me decía una y otra vez <i>“El número marcado no existe</i>”. Le conté mi caso a Marcos y enseguida, como favor personal, dio prioridad al análisis de mi llamada. Le di todos los datos necesarios y el procesador del centro de cálculo trabajó durante un buen tiempo hasta que la pantalla mostró el resultado obtenido. Una coincidencia, esto significaba, según mi amigo Marcos, que sólo en uno de los muchos espacio-tiempo posibles había logrado tener esa conversación, algo inusual porque siempre solían existir más de una ocurrencia para una misma llamada. En cierto modo sentí alivio por sólo tener que escuchar una conversación. La grabación obtenida empezó a reproducirse con el sonido de mi voz:</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-left: 35.4pt; text-align: justify;"><span style="font-size: small;">- ¿Si?</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-left: 35.4pt; text-align: justify;"><span style="font-size: small;">- Álvaro… no tengo demasiado tiempo, tienes que escucharme, es importante.</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-left: 35.4pt; text-align: justify;"><span style="font-size: small;">-¿Quién es usted?</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-left: 35.4pt; text-align: justify;"><span style="font-size: small;">- Soy… bueno, alguien que te conoce bastante bien, por favor escucha atento lo que tengo que decirte.</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-left: 35.4pt; text-align: justify;"><span style="font-size: small;">- Pero… ¡¿Quien es usted?!</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-left: 35.4pt; text-align: justify;"><span style="font-size: small;">- El vuelo 512, destino Berlín, no lo cojas, Álvaro…. </span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-indent: 35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: small;">Cuando la reproducción acabó, mi amigo Marcos me preguntó “¿no es ese el vuelo que debes coger mañana?”. No pude contestar en aquel momento, aquella grabación me había dejado sin palabras, la voz, a pesar de la disfonía que presentaba, me era bastante familiar, sin embargo, no conseguía ponerle cara.</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: small;">Le di bastantes vueltas a esa conversación durante aquel día, algo me hacía pensar que debía de hacer caso a esa misteriosa voz que había intentado llamarme desde ese enigmático número, inexistente para las operadoras móviles. Así fue como decidí quedarme al día siguiente sentado en el aeropuerto viendo cómo el vuelo 512, destino Berlín, despegaba con la corazonada de que no llegaría a su destino. Una hora más tarde, un trágico accidente, que acabó con la vida de 50 personas, confirmó aquel presentimiento.</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: small;">Tardé tiempo en superar aquello, tras el accidente, pasé dos años marcando cada día, sin excepción, ese número de teléfono, el 555123456, con la esperanza de que algún día alguien lo cogiera y pudiera explicarme lo sucedido, pero siempre obtenía la misma respuesta, <i>“El número móvil marcado no existe”,</i> y dejé de hacerlo cuando comprendí que marcar aquel número a diario no cambiaría el hecho de que yo hubiera burlado a la muerte y, desde luego, no devolvería la vida a aquellos que viajaron en el vuelo 512 aquel fatídico 15 de Julio.</span></div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span style="font-size: small;"> </span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span style="font-size: small;"> Las casualidades de la vida hicieron que un día 14 de Julio, 10 años más tarde de toda esa historia, estrenara puesto de trabajo en mi empresa. Me fue inevitable pensar en aquella conversación rescatada de otro espacio-tiempo y en el accidente de avión. Miré el reloj que colgaba en la pared de la oficina con impaciencia, mi secretaria aún no había llegado y necesitaba mi nuevo móvil para empezar a hacer mis primeras llamadas como director general de ventas. La vi salir del ascensor, sonriente, con el móvil en la mano. Aún recuerdo claramente la conversación:</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-left: 53.25pt; text-align: justify; text-indent: -18pt;"><span style="font-size: small;">-<span style="font-family: "Times New Roman"; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; line-height: normal;"> </span>Buenos días Señor Sánchez, ¿Cómo se siente siendo director general de ventas?</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-left: 53.25pt; text-align: justify; text-indent: -18pt;"><span style="font-size: small;">-<span style="font-family: "Times New Roman"; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; line-height: normal;"> </span>Se lo diré cuando lleve una semana, Verónica. ¿Tiene mi nuevo móvil? </span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-left: 53.25pt; text-align: justify; text-indent: -18pt;"><span style="font-size: small;">-<span style="font-family: "Times New Roman"; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; line-height: normal;"> </span> ¿Le pasa algo en la voz, Señor Sánchez?</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-left: 53.25pt; text-align: justify; text-indent: -18pt;"><span style="font-size: small;">-<span style="font-family: "Times New Roman"; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; line-height: normal;"> </span>Nada que no se cure con unas buenas vacaciones, Verónica.</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-left: 53.25pt; text-align: justify; text-indent: -18pt;"><span style="font-size: small;">-<span style="font-family: "Times New Roman"; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; line-height: normal;"> </span> Tome, Señor, su nuevo móvil. Anote su número, haga el favor: 555123456. </span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-left: 35.25pt; text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 17.85pt;"><span style="font-size: small;">Al oír aquellas cifras, una, por una, la habitación empezó a girar a mi alrededor. Aunque llevaba años sin marcarlo, recordaba perfectamente todas y cada una de sus cifras. Al coger el móvil, por alguna extraña razón, supe cual sería mi primera llamada y, sin dudarlo ni un momento, mis dedos, como si de un acto reflejo se tratara, ya estaban marcando un número, si, un número que también recordaba perfectamente, el número móvil del cual fui propietario hace ya más de 10 años.</span></div>Ana Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05722935307585110553noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-9096027714145458263.post-82791618972614032362011-08-14T02:14:00.000-07:002015-01-30T06:34:53.577-08:00FALSIFICANDO UN RECUERDO<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEizo0YCw6zW15rWO_bSmJuou1iJLvWdqXKK1jTIMVg14j4F8WxTXiCGY5w8KwOKvY7q35xz6SSizFt0Eyp77Z50UhDLajOHBUPOy-8gFG6Uo3VgAcRK-eEbNMiNdeMwjPf6GE5QJvjq0Hw/s1600/Boda.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEizo0YCw6zW15rWO_bSmJuou1iJLvWdqXKK1jTIMVg14j4F8WxTXiCGY5w8KwOKvY7q35xz6SSizFt0Eyp77Z50UhDLajOHBUPOy-8gFG6Uo3VgAcRK-eEbNMiNdeMwjPf6GE5QJvjq0Hw/s1600/Boda.jpg" /></a></div><div style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: small;"> Susan Fisher no recuerda cómo conoció a Mark Taylor aunque tampoco le fue necesario hacerse esta pregunta ya que siempre lo recuerda a su lado. Los padres de Susan y Mark habían sido amigos desde la infancia y ellos había pasado mucho tiempo juntos. Todos los álbumes de Susan estaban llenos de fotos junto a Mark: jugando, bañándose, disfrazándose, celebrando sus cumpleaños. Cuando fueron creciendo, aunque sus padres ya no se veían tan a menudo,<i> </i>a Susan y a Mark les gustaba pasar el día juntos y los vecinos de Sharon Hill,<span style="color: #ff9900;"> </span>que los había visto crecer, empezaron a bromear, incluso a asegurar que algún día se casarían. No sé si Mark alguna vez pensó en esa posibilidad pero Susan sí, así lo creía ella y más aún cuando a la edad de 17 años su relación, por fin, se hizo oficial. Susan había leído en algún libro que hay ciertas imágenes que quedan grabadas en la mente, como escenarios a los que, no importa el tiempo que pase, uno siempre puede volver. Susan ya había falsificado uno de esos recuerdos, el recuerdo de su boda, y volvía una y otra vez a éste, siempre de la misma forma, sin modificar ningún elemento. Se veía, vestida de blanco, del brazo de su padre, caminando hacia el altar de la única iglesia de Sharon Hill. Mark, sonriente, le esperaba con su smoking negro mientras los invitados, con gesto de aprobación, aguardaban impacientes el sí de los novios.</span></div><div style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: small;"><br />
</span></div><div style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><br />
</div><div style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: small;">Cuando Susan y Mark comenzaron la universidad se prometieron pasar juntos el mayor tiempo posible. Esto, a veces, era difícil debido a las distintas necesidades y calendarios que les requerían sus estudios. No obstante, a pesar de su distanciamiento, Susan Fisher seguía pensando en Mark como el hombre de su vida y esperaba casarse con él. Lo que no había tenido en cuenta Susan Fisher es que falsificar el recuerdo de algo que no ha sucedido no asegura el hecho de que éste ocurra, y menos, de la misma forma en que lo guarda la memoria. De este pequeño destalle se dio cuenta ese mismo año cuando tuvo que volver a modificar ese recuerdo en contadas ocasiones. Si, cuando sus padres se enfadaron con la señora Fill, cuando Terry, su vecino, murió o cuando se enfadó con su mejor amiga Martha, la cual durante una larga temporada no estuvo invitada a esa boda imaginaria y, desde luego, estuvo muy lejos de ser su dama de honor. A Susan Fisher no le importaba modificar ese recuerdo una y otra vez. Susan Fisher aprendió ese año que podía seguir falsificando futuros recuerdos, lo único que había que hacer era adaptarlo a las nuevas circunstancias.</span></div><div style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: small;"><br />
</span></div><div style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: small;"><br />
</span></div><div style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span style="font-size: small;"> Pero, ¿todas las circunstancias pueden ser modificadas? Susan así lo creía, tal era su amor por Mark que pensó que ningún hecho, por muy inesperado que fuera, podía arrebatarle su boda de ensueño, esa en la que lo único que ya no cambiaba eran ella y Mark Taylor. </span></div><div style="line-height: 150%; text-align: justify;"><br />
</div><div style="line-height: 150%; text-align: justify;"><br />
</div><div style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span style="font-size: small;"> Lo que no le contaron a Susan Fisher es que en toda falsificación de “futuros recuerdos” hay circunstancias que nunca podrán adaptarse a ese juego. La mañana en que Mark Taylor le presentó a Melissa Gray, una chica rubia de ojos claros que parecía conocer demasiado bien los gustos de Mark lo único que Susan pensó fue en dónde la colocaría en esa foto de su boda. ¿Era muy amiga de Mark? ¿Desde cuando la conocía? ¿Llevaría a su pareja? Por ahora no había ninguna pieza que se le hubiera resistido para colocar en el puzzle de su boda y, por supuesto, Melissa no iba a ser la primera. Susan Fisher quiso conocer los gustos de de Melissa Gray y para ello le insistió a Mark en que viniera acompañada por ella en sus siguientes encuentros. En realidad, quería saberlo todo sobre ella, cuanta más información tuviera mejor podría construir su presencia en su imaginaria boda. ¿Cuál era su color favorito?, ¿Qué tipo de vestido le gustaba? Se dio cuenta de que Melissa y ella se parecían más de lo que ella nunca hubiera podido esperar y la confianza que esto les generó hizo que un día Susan le contara su boda imaginaria con Mark. Melissa la escuchaba con atención, incluso se permitía el lujo de realizar pequeñas anotaciones que a Susan parecían gustarle y las aceptaba sin ninguna objeción. Nunca antes había dejado que nadie modificara ese momento, ni si quiera Mark, sin embargo Susan se sentía cómoda con Melissa, como si fuera su alma gemela e intuyera qué era lo más adecuado para ella.</span></div><div style="line-height: 150%; text-align: justify;"><br />
</div><div style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span style="font-size: small;"> Hoy no era una día cualquiera, no en Sharon Hill, las campanas de la iglesia anunciaban la esperada boda. Si, todo estaba como Susan Fisher había imaginado en su última construcción mental. Era un día soleado. Mark lucía un elegante smoking. Todos lo invitados de Sharon Hill vestían sus mejores galas para el evento. Todo estaba a gusto de Susan Fisher, si, pero curiosamente también lo estaba al de Melissa Gray. El que tendría que haber sido el mejor día en la vida de Susan se convirtió en su mayor pesadilla. Aquel día se vio sustituida en su propio recuerdo por una radiante Melissa Gray que había cautivado con su encanto a todo el pueblo. Llevaba su vestido, sus medias, sus zapatos, su ramo de flores, su peinado… Si, nadie había advertido a Susan Fisher del peligro que tiene falsificar un futuro recuerdo: cuando no se cumple, es muy doloroso borrar el verdadero. </span></div>Ana Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05722935307585110553noreply@blogger.com0